La comunidad científica acoge de buen grado la noticia de una posible nueva vacuna contra la tuberculosis que no sólo incrementa su efectividad durante la infancia, sino que también protege contra el bacilo de Koch resistente a los antibióticos. Al menos esto es lo que asegura Sylvie Bertholet, en un estudio publicado en Science Translational Medicine. Esta investigadora, que trabaja en el Instituto Reed de Enfermedades Infecciosas de Seattle (EE UU), explica que han logrado desarrollar una vacuna compuesta por una combinación de cuatro proteínas de Mycobacterium tuberculosis, fusionadas en una sola molécula. La combinación de proteínas es importante en una vacuna porque hay varios tipos diferentes de bacterias de tuberculosis y ninguna proteína por sí sola será efectiva contra todas las cepas. Como subraya esta científica, cada persona responde de manera distinta a proteínas individuales. Una combinación de proteínas similar a aquellas que existen en las bacterias de la tuberculosis aumentan la posibilidad de que la vacuna sea efectiva. De momento se ha probado con éxito en animales de laboratorio (roedores, conejos de Indias y monos) y ahora se llevará a cabo un ensayo en humanos.
Este hallazgo es de especial relieve, ya que la tuberculosis sigue siendo una de las principales causas de morbimortalidad en todo el mundo, a pesar de que existe un tratamiento curativo, barato y efectivo y de que la vacuna actual se administra a cerca de 5.000 millones de personas. Se produce, además, 128 años después de que Robert Koch descubriese el bacilo que lleva su nombre y tras 89 años de que se administrara por primera vez la vacuna BCG (Bacilo de Carmette-Guérin). Este preparado es el que se sigue utilizando para prevenir la enfermedad, aunque su eficacia disminuye con el paso del tiempo y que, tras varias décadas, no es capaz de combatir al agente causal de la tuberculosis.
*José María Fernández-Rúa es periodista científico.
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