POR. MARIA ANGELINA DELGADO
BRICEÑO
Dos jóvenes estaban pescando
tranquilamente en un río, y los peces estaban duros de agarrar, comentaban
entre ellos, permanecieron horas sentados y ya estaban enojados por lo duro del
día, hablaban ininterrumpidamente y vociferaban palabras obscenas al aire,
decían Dios mío pero que mala suerte hemos tenido hoy nada en la red. Y
esperábamos poder vender a buen precio nuestra mercancía, un Sr. que apareció
de pronto se sentó a su lado y comenzó a silbar bellas tonadas y ellos a medida
que veían su actitud más se enfurecían y cuando el extraño señor alzó sus redes
y saltaban los peces multicolores en ella, querían fulminarlo con la mirada y
él se dio a la tarea de recoger su abundante pesca haciendo caso omiso de sus
ruidosos compañeros. Le gritaban mira viejo será que rezaste algo antes de
tirar la red y se reían con la envidia en sus palabras, el Sr.
les dijo os voy a decir algo a vosotros y
éstos pensaban de donde será el Sr. que habla de manera diferente, de donde
vengo a cada quien desde niño se le instruye de acuerdo al oficio o profesión
que desde su corazón desea ejercer al cocinero se le dice debes llevar candela,
dulzor y sal y al panadero le dicen lo primero es amasar y a la mujer que las
casas les gustaría limpiar la van entrenando en el uso de barrer y también el
de trapear y de las cosas que vean las deben siempre ordenar entonces le
preguntaron en medio tono burlón y a ti como te entrenaron que te trague un
tiburón y a carcajadas estaban cuando les contestó el Sr.
yo nací cerca de un río allá por El Cambuyón
donde sembrábamos plátanos que asábamos en fogón y nunca faltó el pescado que
comíamos con arroz y un día mi padre me dijo hoy mi querido tripón te voy a
enseñar a ser un pescador de los grandes y comenzó la lección a los peces se
les canta y se les guarda silencio porque con el ruido ellos, nadan y se
esfuman luego me enseñó muchas canciones y yo las quería cantar pero me dijo
mejor calla a quien vas a impresionar, apréndete los silbidos que nos dan
serenidad y así pasarán las horas que no debes de contar porque lo mejor de
esto y que debes cultivar es la paciencia mijito en todo lo que tú hagas para
que puedas triunfar porque el tiempo de Dios es perfecto, ya tú mismo lo veras
,que las horas aunque tú quieras no puedes adelantar, que la paciencia es
virtud que no todos poseemos, pero debemos llevarla anclada en el pensamiento,
para no desesperar en difíciles momentos y los muchachos atentos escuchaban al
Sr.
y en eso hubo movimientos en las
redes de los dos y levantaron alegres unos enormes pescados que agradecieron a
Dios por habérselos mandado y los dos voltearon luego para hablar con el Sr. y
sólo encontraron escrito en una hoja :"paciencia en vuestra labor" y
los muchachos pensaron esto fue obra de Dios que nos dio esta gran lección.
Dichoso el ser que alberga en su corazón la virtud de la paciencia, él siempre
tendrá sus redes llenas y la paz reinará en su ser.
Editor: Teólogo-Informático Roberto Romero
Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.
Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/
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