EDITOR. ROBERTO R. |
Homar Garcés
Es evidente que los grupos contrarrevolucionarios en
Venezuela han tratado de crear, desde finales del año pasado, quizás contando
para ello con el apoyo de organizaciones y algunos gobiernos extranjeros, las
condiciones que propicien una salida extra-constitucional, a propósito de la
imposibilidad momentánea del Presidente reelecto Hugo Chávez Frías de asumir su
nuevo mandato el 10 de enero, como lo establece la Constitución venezolana
vigente. Condiciones que desembocarían en una situación de ingobernabilidad,
aduciéndose que existe un vacío de poder similar al argumentado en ocasión del
golpe de Estado del 11 de abril de 2002.
De este modo, la dirigencia opositora está presentándole a
la opinión pública nacional e internacional su interpretación del texto
constitucional, tratando de forzar un ambiente político adverso al chavismo que
le permita recuperar el poder perdido, aun cuando la voluntad del pueblo
venezolano quedó plasmada mayoritariamente en la reelección de Chávez el 7 de
octubre último. Es un r.iesgo que pareciera no calibrar juiciosamente,
empeñándose en un salto al vacío que precipitaría una radicalización del
proceso revolucionario bolivariano que, a la larga, terminará por arroparla,
haciéndola desaparecer por completo del mapa político.
Al respecto, es preciso recordarle a la oposición apátrida
que la reelección presidencial de Chávez tiene una lectura especial que pone de
relieve cuál es el camino a seguir decidido por los venezolanos y las
venezolanas. Algo que nadie -en su sano juicio- podría ignorar, a menos que sus
intenciones estén enmarcadas en un absoluto desconocimiento de la soberanía
popular. En tal caso, la minoría opositora intenta implantar en la mente de los
sectores populares su propia visión en relación al momento histórico que está
viviendo la nación bolivariana, inculcándoles fallidamente la sensación que
habrá caos y una lucha intestina por el poder que encabezaría, por una parte,
el Vice-Presidente Ejecutivo Nicolás Maduro y el Presidente de la Asamblea
Nacional Diosdado Cabello, por la otra; cosa que afectaría enormemente -según
sus cálculos- la paz social, la economía nacional y la continuidad del hilo
constitucional.
En cierta forma, esta minoría (contando con una
representación en el seno de la Asamblea Nacional) estaría repitiendo la misma
estrategia desestabilizadora aplicada entre 2002 y 2003 cuando derrocaron a
Chávez con apoyo de miembros del Alto Mando Militar y luego quisieron lograr su
objetivo de desplazarlo del poder a través de un paro patronal que causó grandes
pérdidas económicas al país, aunadas a un desabastecimiento generalizado de
gasolina, gas doméstico y alimentos que puso en grave riesgo la vida de miles
de familias venezolanas, sobre todo de aquellas de escasos recursos económicos.
Asimismo, estaría echando mano a una interpretación sesgada de la misma
Constitución que antes adversara con tanta virulencia, buscando establecer un
paralelismo con lo sucedido en Honduras y Paraguay cuando, utilizando un
tecnicismo legal se procedió a la destitución de los presidentes de estos
países.
Vistas así las cosas, la dirigencia opositora se muestra
dispuesta a desencadenar algunos acontecimientos extremos, sin considerar que
los sectores populares afectos a Chávez tienen ahora una mejor conciencia
política y pudieran desarrollar, en consecuencia, una contraofensiva que rompa
definitivamente el delicado equilibrio político que -de una u otra manera- se
ha mantenido en el país bajo el liderazgo de Hugo Chávez.
Editor: Teólogo-Informático Roberto Romero
Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.
Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/
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