Que si tiene fiebre, o que si es
mentira que el hombre está enfermo, lo cierto del caso es que no hay un parte
médico creíble. Es más, cuando el oficialismo se refiere al cáncer de Chávez
cada vez se hace menos creíble la veracidad de la magnitud de la enfermedad.
Estas últimas semanas han estado llenas de rumores: que si no llega a octubre y
que sería un milagro si llega a julio. Nada de eso es creíble. En lo único que
debemos montarnos es en convencer a los que no votaron en las primarias para
que vayan el 7 de octubre a votar por un cambio en Venezuela, con Chávez o sin
Chávez como candidato, el país necesita montarse en el autobús del progreso y
de la reconciliación.
El cáncer de Chávez y la reforma
de la Ley del Trabajo sólo son conocidas por el presidente y su más íntimo
entorno. Pero como el tiempo es inexorable, todo se conocerá. En las próximas
horas la Ley y en los próximos meses la gravedad de la enfermedad.
Es muy probable que desde las
escaleras del avión o antes de partir nuevamente a Cuba, Chávez decrete la
reforma laboral.
Esta tarde la Asamblea Nacional
nuevamente autorizará el viaje del Presidente hacia Cuba. Deberían darle un
permiso abierto con múltiples entradas y salidas. Con el entendido que no sería
constitucional, como tampoco lo es que Chávez despache desde la cama en La
Habana sin que asuma el Vicepresidente.
Ya para Raúl Castro resulta tan
fastidioso eso de la llegada de Hugo Rafael, que la última vez que llegó a
Cuba, no lo fue a recibir.
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