En el siglo XXI, las
universidades siguen siendo territorio hostil para el Evangelio. El mensaje
choca de pleno con los valores que predominan en nuestra sociedad posmoderna.
Quizá a los jóvenes de hoy en día les guste escuchar el mensaje de amor y de
justicia social del que habla Cristo, pero cuando llega la hora de reconocer el
pecado y la idea de que sin Él no podemos hacer nada, las caras cambian.
En estos años, mis experiencias
tanto en grupo como por solitario, me han permitido tantear un poco el estado
espiritual de los universitarios. Como es de esperar, me he encontrado de todo.
Diría que el individualismo es la nota más común y el obstáculo principal con
el que nos podemos encontrar. Entre los dados a tener conversaciones
espirituales, existe también un alto conocimiento de hechos que no tienen que
ver con Jesús, pero que hace a los estudiantes algo más escépticos si cabe. Las
teorías conspiranoides tipo 'Código Da Vinci' han calado hondo en algunos de
ellos. El escepticismo entorno al personaje de Cristo y a la veracidad de la
Biblia es alto.
Pero, sorprendentemente, no es
tan fácil encontrar estudiantes que nieguen rotundamente la existencia de Dios.
Al revés, para muchos Dios existe, o al menos su idea de Dios. Ese es el gran
problema del individualismo, Dios ha dejado de ser para muchos jóvenes un dios
todopoderoso por encima de cualquier persona o cosa, para ser un dios
supeditado a su conveniencia y comodidad, un dios a la carta. Menos mal que
conocemos a nuestro Dios lo suficiente como para saber que no hay nada ni nadie
que le pueda subordinar.
Aún así, la aventura ha de
continuar y en esta etapa, como en cualquier otra, el mundo tiene sus puntos
débiles donde podemos atacar con la espada de la Palabra. Por ejemplo, la
mayoría de jóvenes venezolanos en nuestras universidades ya no están tan
familiarizados con la tradición católica que se les impuso a las generaciones
de nuestros padres y abuelos. Sin embargo, a muchos les sigue sonando eso de
que Jesús es hijo de Dios e incluso todavía se consideran cristianos. Por
ejemplo, uno de mis compañeros de piso me confesó ser creyente, pero cuando le
pregunté por qué lo era y cómo había llegado a serlo, me contestó que lo era
porque sus padres lo eran. No es la única vez que me he encontrado con esta
respuesta. Es una oportunidad perfecta para que muchos descubran quién es en
verdad ese Jesús que aparece crucificado en el rosario de su abuela o de su
madre y por el que ellos mismos han sido bautizados y hecho la comunión.
La juventud es una época clave de
la vida. Es el tiempo en el que tomamos las decisiones más importantes. Aquí se
decide cuál será nuestra profesión, dónde viviremos, quién y quiénes serán
nuestros compañeros de viaje, etc. Nuestra vida se define en nuestra juventud
más que en ninguna otra etapa. No hace falta decir cuál debería ser la decisión
más importante en la vida de las personas. Dar el paso de seguir a Jesús no es
una decisión más dentro de las muchas que tomamos. Es la decisión más
importante y lo demuestra el hecho de que es capaz de dar un giro de 180 grados
a nuestra vida, afectando al resto de decisiones. Muchos de nosotros hemos
vivido esto y, ahora, sabemos que todo ha sido para bien. Hemos descubierto el
“valle de sombra de muerte” en el que andábamos y ahora nuestra vida está
segura en Cristo. Aún no somos capaces de creernos lo bendecidos que somos al
conocer a Jesús y por eso mismo nuestro corazón debería unirse al de Él cuando
nos relacionamos con nuestros compañeros de clase.
Dios no quiere "llaneros
solitarios"
Pero, ojo, no podemos hacerlo
solos. Al menos yo no he podido y es que me contagio muy rápido del aire que se
respira a mi alrededor. Eso ha hecho que mis épocas más activas en la
universidad, espiritualmente hablando, hayan sido cuando me he visto rodeado y
respaldado por otros jóvenes comprometidos, y por el contrario, me he relajado
bastante cuando esa compañía no ha sido tan evidente. La comunión es esencial.
Pero el estudiante no puede caer
en el error de pensar que está cumpliendo con esa parte asistiendo a las
reuniones de jóvenes de su iglesia. Necesitamos rodearnos de hermanos y
hermanas que estén viviendo situaciones similares a la nuestra o de otra forma
pocos podrán sernos de apoyo en nuestras luchas. El líder de nuestro grupo de
jóvenes difícilmente nos podrá ser de mejor ayuda o nos entenderá de la misma
manera de lo que puedan hacer otros creyentes en la universidad. La comunión
entre estudiantes cristianos es esencial. Cuando ves gente con ganas de cambiar
las cosas en tu entorno, tú mismo acabas metiéndote en la aventura.
Espero que haya quedado claro
cuál es el 'key word' de este artículo: compromiso. Yo ya he abandonado la
universidad, pero nunca abandonaré el sueño de ver una universidad inquieta,
incluso irritada, por ver que cada vez son más los estudiantes que siguen el
Camino, la Verdad y la Vida, que ponen al espíritu y al propósito máximo de la
vida por delante de cualquier cosa que el mundo ofrece. Estudiantes que caminan
en línea recta hacia Dios porque ha habido un grupo de jóvenes verdaderamente
comprometidos que han iluminado con luz verdadera allí por donde han pasado.
La universidad necesita jóvenes
comprometidos con el Evangelio, que lo entiendan y lo hagan suyo como si del
más preciado tesoro se tratase.
Editor: Teólogo-Informático Roberto Romero
Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.
Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/
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