¿Por qué Jesús?
El ateo Josh McDowell no creía que Jesucristo fuera relevante para su
vida como estudiante universitario. Él pensó que Jesús era solamente otro líder
religioso quien estableció reglas imposibles para vivir. Él no quería nada con
los cristianos o su Jesús.
Entonces un día en la mesa del consejo estudiantil McDowell se sentó al
lado de una joven universitaria brillante con una radiante sonrisa. Intrigado,
él le preguntó por qué ella estaba tan feliz. Su respuesta inmediata fue, “¡Jesucristo!”
¿Jesucristo? McDowell enfadado, le respondió:
“Oh, por Dios, no me des esa basura. Estoy harto de
la religión; estoy harto de la iglesia; estoy harto de la Biblia. No me des esa
basura sobre religión.”
Pero sin sentirse molesta la joven calmadamente le informó,
“Señor, yo no dije religión, yo dije Jesucristo.”
McDowell estaba atónito. Él nunca había considerado a Jesús más que una
figura religiosa, y no quería ninguna parte con la hipocresía religiosa. Sin
embargo aquí estaba esta alegre mujer cristiana hablando acerca de Jesús
como alguien quien había traído significado a su vida.
Jesucristo afirmó responder todas las preguntas profundas sobre nuestra
existencia. ¿Alguna vez has mirado a las estrellas en una noche oscura y te has
preguntado quien las puso allí? O ¿alguna vez has visto una puesta de sol y te
has preguntado de qué trata esta vida?
- “¿Quién
soy yo?”
- “¿Por
qué estoy aquí?”
- “¿Dónde
voy después de la muerte?”
Aunque otros filósofos y líderes religiosos han ofrecido sus respuestas
al significado de la vida, solo Jesucristo demostró sus credenciales al
resucitar de la muerte. Escépticos como McDowell quienes originalmente se
burlaron de la resurrección de Jesús, han descubierto que hay evidencia
convincente de que realmente ocurrió.
Jesús ofrece vida con verdadero significado. Él dijo que la vida es
mucha más que hacer dinero, tener diversión, ser exitoso, y después terminar en
un cementerio. Sin embargo, la gente sigue tratando de encontrar un significado
en la fama y el éxito.
¿Es
Jesús Relevante Hoy?
Madonna intentó
responder la pregunta de, “¿Por qué estoy aquí?” al convertirse en una diva,
confiesa, “Hubieron muchos años cuando yo pensé que la fama, la fortuna y la
aprobación del público me traerían felicidad. Pero un día tú te despiertas y te
das cuenta de que no… yo todavía sentía que faltaba algo.. Yo quería saber el
significado de verdadera y duradera felicidad y como podía ir a encontrarla.”
Otros han renunciado
a la búsqueda de significado. Kurt Cobain, el cantante líder de la banda
de grunge de Seattle, Nirvana, desesperado de la vida a los 27 años cometió
suicidio. El dibujante de la era del jazz Ralph Barton también encontró la vida
sin sentido, dejando la siguiente nota suicida: “Yo he tenido pocas
dificultades, muchos amigos, grandes éxitos; yo he ido de esposa en esposa, y
de casa en casa, visitado países del mundo, pero estoy harto de inventar
mecanismos para llenar las 24 horas del día.”
Pascal, el gran
filósofo francés creía que este vacío interior que todos experimentamos puede
ser llenado solo por Dios. El declara, “Hay un vacío en forma de Dios en el
corazón de cada hombre el cual solo Jesucristo puede llenar.” Si Pascal tiene razón, entonces
nosotros esperaríamos que Jesús no solo responda a la pregunta de nuestra identidad
y significado en esta vida, pero también de darnos esperanza para la vida
después de la muerte.
¿Puede haber sentido,
sin Dios? No de acuerdo al ateo Bertrand Russell, quien escribió, “A menos que
usted asuma un dios, la pregunta del propósito de la vida es sin sentido.”
Russell se resignó a
si mismo para en última instancia “podrirse” en la tumba. En su libro, Por qué no soy cristiano,
Russell descartó todo lo que Jesús dijo sobre el significado de la vida,
incluyendo sus promesas de vida eterna.
Pero si Jesús
realmente venció a la muerte como testigos presenciales afirman, (ver artículo 6) entonces él solo habría sido capaz de
decirnos de que se trata la vida, y responder la pregunta, “¿Adónde voy?”
Con el fin de entender como las palabras de Jesús, su vida y muerte pueden
establecer nuestras identidades, darnos sentido en la vida, y proporcionar
esperanza para el futuro, necesitamos entender lo que él dijo sobre Dios, sobre
nosotros, y sobre él mismo.
¿Qué Dijo Jesús
Acerca De Dios?
Dios
es Relacional
Jesús nos dijo y nos
mostró como es Dios. Muchos piensan en Dios más como una fuerza que como una
persona a quien nosotros podemos conocer y disfrutar. El Dios del que Jesús
habló no es como la impersonal Fuerza en La Guerra de las
Galaxias, cuya bondad es medida en voltaje.
Por el contrario, Dios
es relacional como nosotros, pero más aún. Él piensa. Él escucha. Él se
comunica en un lenguaje que nosotros podemos entender. Y Jesús nos dijo que
Dios es amor.
Dios
es amor.
El amor de Dios es
radicalmente diferente del nuestro en que no esta basado en atracción o
rendimiento.
Es totalmente
sacrificial y generoso. Jesús comparó el amor de Dios con el amor de un padre
perfecto. Un buen padre quiere lo mejor para sus hijos, se sacrifica por ellos,
y provee para ellos. Pero por su propio bien, él también los disciplina.
Jesús ilustra el
corazón de amor de Dios con una historia sobre un hijo rebelde quien rechaza el
consejo de su padre para la vida y lo que es importante. Arrogante y obstinado,
el hijo quería dejar de trabajar y “vivir”. En lugar de esperar hasta que su
padre estuviera listo para darle su herencia, él empezó a insistir que su padre
se la diera más temprano.
En la historia de
Jesús, el padre le concedió a su hijo su petición. Pero las cosas le fueron mal
al hijo. Después de despilfarrar el dinero en placeres propios, el hijo rebelde
tuvo que ir a trabajar en una granja de cerdos. Pronto él estaba tan hambriento
que incluso la comida de los cerdos parecía buena. Abatido y no seguro de si su
padre lo aceptaría de vuelta, él empacó su bolsa y se dirigió a casa.
Jesús nos dice que no
solo le dio la bienvenida a casa su padre, sino que también él en realidad
corrió a su encuentro. Y después el padre fue totalmente radical con su amor
y hizo una gran fiesta celebrando el regreso de su hijo.
Es interesante que a
pesar de que el padre grandemente amó a su hijo, él no lo persiguió. Él deja
que el hijo que le amó tenga miedo y sufra las consecuencias de su elección
rebelde. De una manera similar, las escrituras enseñan que el amor de Dios
nunca compromete lo que es mejor para nosotros. Nos permitirá sufrir las
consecuencias de nuestras propias malas decisiones.
Jesús también enseñó
que Dios nunca comprometería su carácter. Carácter es lo que somos en lo
profundo. Es nuestra esencia de la cual todos nuestros pensamientos y acciones
se derivan. Entonces ¿cómo es Dios—en lo profundo?
Dios
es Santo.
A lo largo de las
Escrituras (casi 600 veces), se habla de Dios como “santo.” Santo significa que
el carácter de Dios es moralmente puro y perfecto en cualquier sentido. Sin
mancha. Esto significa que Él nunca consideró un pensamiento que es impuro o
inconsistente con su excelente moral.
Además, la santidad
de Dios significa que Él no puede estar en la presencia del mal. Dado que el
mal es lo opuesto a su naturaleza. Él lo odia. Es como contaminación para Él.
Pero si Dios es santo
y aborrece el mal, ¿por qué no hizo nuestro carácter como el suyo? ¿Por qué hay
abusadores de niños, asesinos, violadores, y pervertidos? ¿Y por qué nosotros
luchamos tanto con nuestras propias elecciones morales? Eso nos trae a la
siguiente parte de nuestra búsqueda de significado. ¿Qué dijo Jesús sobre
nosotros?
¿Qué dijo Jesús sobre
nosotros?
Creados
Para una Relación con Dios.
Si usted lee a través
del Nuevo Testamento usted descubriría que Jesús continuamente habló de nuestro
inmenso valor para Dios, diciéndonos que Dios nos creó para ser sus hijos.
La estrella irlandés
de U2, Bono, comentó en una entrevista, “Es un concepto asombroso que el Dios
que creó el Universo podría estar buscando compañía, una relación real con
gente…”[5] En otras palabras, antes de que el
universo fuera creado, Dios planeó adoptarnos en su familia. No solo eso, pero
Él ha planeado una increíble herencia de inimaginables bendiciones y privilegio
real. En Sus ojos, somos especiales.
Libertad
de Elegir.
En la película, Stepford
Wives, hombres débiles, mentirosos, codiciosos y asesinos han
diseñado robots sumisos y obedientes para remplazar a sus liberadas esposas a
quienes ellos consideran amenazas. Aunque los hombres supuestamente aman a sus
esposas, ellos las reemplazan con juguetes con el fin de obligar su
obediencia.
Dios pudo habernos
hecho así – gente robótica (iPeople) predispuestos a amarlo y obedecerlo,
programando en nosotros la adoración como un salvapantallas. Pero entonces
nuestro amor obligatorio no tendría sentido. Dios quiere que le amemos
libremente. En relaciones reales, queremos que alguien nos ame por lo que
somos, no por compulsión – preferimos un alma gemela que una novia por
correspondencia. Søren Kierkegaard resumió el dilema en esta historia.
Supongamos que hubo
un rey quién amó a una doncella humilde. El rey era como ningún otro rey. Cada
hombre de estado temblaba ante su poder… y sin embargo este poderoso rey se
derretía por el amor a una humilde doncella. ¿Cómo podría él declarar su amor
por ella? De forma extraña, su estado de rey ató sus manos. Si él la traía al
palacio y le coronaba su cabeza con joyas… ella seguramente no resistiría—nadie
se atrevía a resistirlo. Pero ¿lo amaría? Ella diría que lo amaba por supuesto,
pero ¿lo hacía realmente”
Usted ve el problema.
De forma menos poética: ¿Cómo puede usted romper con un novio todo-conocedor?
(“Las cosas no están funcionando entre nosotros, pero supongo que usted ya
sabía eso.”) Pero para hacer que un intercambio libre de amor sea posible, Dios
creó a los seres humanos con una capacidad única: libre albedrío.
Rebelión Contra las Leyes Morales de Dios
C.S. Lewis razonó
que a pesar de que somos internamente programados con un deseo de conocer
a Dios, nosotros nos rebelamos contra eso desde el momento en que nacemos. Lewis
también empieza a examinar sus propios motivos, lo que lo llevó al
descubrimiento de que él instintivamente conocía el bien del mal. Este
reconocimiento de que nosotros estamos programados con una ley moral interior
llevó al antiguo ateo a la conclusión de que debe haber un “Legislador” moral.
En efecto, de acuerdo
con ambos Jesús y las Escrituras, Dios nos ha dado una ley moral para obedecer.
Y no solo le hemos dado nuestras espaldas en una relación con Él, nosotros
también hemos quebrantado estas leyes morales que Dios estableció. La mayoría
de nosotros conocemos algunos de los Diez Mandamientos:
“No mentir, robar,
asesinar, cometer adulterio,” etc. Jesús los resumió diciendo que debemos amar
a Dios con todo nuestro corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El
pecado, por lo tanto, no es solo lo malo que hacemos al quebrantar la ley, pero
también nuestro fracaso de hacer lo que es correcto.
Dios hizo el universo
con leyes que gobierna todo en el. Ellas son inviolables e inalterables. Cuando
Einstein obtuvo la formula E=MC2 él
abrió el misterio de la energía nuclear. Poner los ingredientes correctos
juntos bajo condiciones exigentes y el poder enorme es desatado. Las Escrituras
nos dicen que la ley moral de Dios no es menos válida ya que viene de Su propio
carácter.
Desde el primer
hombre y mujer, hemos desobedecido las leyes de Dios, a pesar de que ellas son
para nuestro bien. Y hemos fallado en hacer lo que es correcto. Hemos heredado
esta condición desde el primer hombre, Adán. La Biblia llama a esta
desobediencia, pecado, lo que significa “no dar en el blanco,” como un arquero
perdiendo su objetivo intencionado. Así nuestro pecado ha roto la relación
intencional de Dios con nosotros. Usando el ejemplo del arquero, nosotros hemos
perdido nuestro blanco cuando se trata del propósito para el que fuimos
creados.
El pecado causa la
ruptura de todas las relaciones: la raza humana separada de su medio ambiente
(alineación), individuos separados de ellos mismos (culpa y vergüenza), gente
separada de otra gente (guerra, asesinato), y gente separada de Dios (muerte
espiritual). Como eslabones en una cadena, una vez que el primer eslabón entre
Dios y la humanidad fue roto, todos los eslabones contingentes se volvieron
desenganchados.
Y nosotros estamos
rotos. Como dijo el rapista Kayne West, “Y no creo que haya algo que yo pueda
hacer para enmendar mis errores… yo quiero hablar con Dios pero tengo miedo
porque nosotros no hemos hablado en tanto tiempo…” Las letras de West hablan de
la separación que el pecado trae a nuestras vidas. Y de acuerdo con la Biblia,
esta separación es más que solamente una letra de una canción de rap. Tiene
consecuencias mortales.
Nuestros Pecados nos han Separado del Amor de Dios
Nuestra rebelión
(pecado) ha creado una muralla de separación entre Dios y nosotros (ver Isaías
59:2). En las Escrituras, “separación” significa muerte espiritual. Y muerte
espiritual significa estar completamente separados de la luz y vida de Dios.
“Pero espere un
minuto,” usted debe decir. “¿Dios no sabía todo eso antes de crearnos?
¿Por qué Él no vio
que Su plan estaba condenado al fracaso?” Por supuesto, un Dios todo-conocedor
se daría cuenta de que nosotros nos rebelaríamos y pecaríamos. De hecho, es
nuestro fracaso que hizo Su plan tan asombroso. Esto nos lleva a la razón de
porqué Dios vino a la Tierra en forma humana. Y aún más increíble—la notable
razón de su muerte.
¿Qué Dijo Jesús
acerca de si mismo?
La
Solución Perfecta de Dios.
Durante sus tres años
de ministerio público, Jesús nos enseñó cómo vivir y llevó a cabo muchos
milagros, incluyendo su resurrección. Pero proclamó que su principal
misión era salvarnos de nuestros pecados.
Jesús proclamó ser el
Mesías prometido que tomaría nuestra iniquidad sobre sí mismo. El profeta
Isaías había escrito acerca del Mesías 700 años antes y dio varias claves en
cuanto a su identidad. Pero la clave más difícil de comprender era que el
Mesías sería Dios y a la vez hombre.
“Porque un niño nos
es nacido, hijo nos es dado. Y su nombre será… Dios Fuerte, Padre Eterno,
Príncipe de Paz.” (Is. 9:6)
El autor Ray Stedman
escribe del Mesías prometido de Dios: “Desde el comienzo mismo del Antiguo
Testamento, hay un sentido de esperanza y expectación, como el sonido de pasos
acercándose: ¡Alguien viene!… Esa esperanza crece a través de los
registros proféticos como profeta tras profeta declaran aún otra pista
sugerente: ¡Alguien viene!”
Los profetas antiguos
habían predicho que un Mesías vendría y sería la expiación perfecta de Dios,
satisfaciendo su justicia. Este hombre perfecto calificaría para morir por
nosotros.
De acuerdo con los
autores del Nuevo Testamento, la única razón por la cual Jesús fue calificado
para morir por el resto de nosotros es porque, es Dios. El vivió una vida
moralmente perfecta y no fue sujeto a sentencia por pecado.
Es difícil entender
como la muerte de Jesús pagó por nuestros pecados. Quizás una analogía judicial
pueda aclarar como Jesús resolvió el dilema del perfecto amor y justicia de
Dios.
Imagínese que
estuviera entrando a una sala de juicios, culpable de asesinato (usted tiene
unos serios problemas). Al acercarse al banco, usted se da cuenta de que el
juez es su padre. Sabiendo que él te ama, usted inmediatamente empieza a pedir,
“¡Papá, solo déjame ir!”
A lo que el responde,
“Yo te amo, hijo, pero yo soy un juez. No puedo simplemente dejarte ir.”
Él esta desgarrado.
Eventualmente él golpea el mazo y te declara culpable. La justicia no puede ser
negociada, al menos no por un juez. Pero porque él te ama, el se baja de la
mesa, se quita la túnica, y ofrece pagar tu sanción. Y de hecho, él toma tu
lugar en la silla eléctrica.
Esta es la imagen
pintada en el Nuevo Testamento. Dios bajo a la historia humana, en la persona
de Jesucristo, y fue a la silla eléctrica (lease: cruz) en lugar de nosotros,
por nosotros. Jesús no es una tercera persona azotada, tomando nuestros
pecados, pero él es Dios mismo. Pongámoslo más francamente, Dios tenía dos
opciones: juzgar el pecado en nosotros o asumir el castigo él mismo. En Cristo,
Él escogió lo último.
Aunque Bono de U2 no
pretende ser un teólogo, él declara con precisión la razón de la muerte de
Jesús:
“El punto de la razón
de Cristo es que Cristo tomó a los pecados del mundo, a fin de que lo que hemos
hecho no regrese a nosotros, y que nuestra naturaleza pecadora no coseche la
evidente muerte. Ese es el punto. Debería mantenernos humildes. No son nuestras
buenas obras que nos permite entrar a través de las puertas del
Cielo.”
Pero muchos
argumentan que la afirmación de Jesús de que él es el único camino hacia Dios
es muy cerrada, diciendo que hay muchos caminos hacia Dios. Aquellos que creen
que todas las religiones son la misma niegan que tengamos un problema de
pecado. Ellos se niegan a tomar seriamente las palabras de Jesús. Ellos dicen
que el amor de Dios nos aceptará a todos nosotros, sin tener en cuenta lo que
hemos hecho.
Quizás Hitler es merecedor de juicio, ellos razonan, pero no ellos u
otros quienes viven “vidas decentes”. Es como decir que Dios clasifica en la
curva, y todos los que obtengan un 70%- o mejor entrarán. Pero esto presenta un
dilema.
Como hemos visto, el pecado es lo absolutamente opuesto al carácter
santo de Dios. Así hemos ofendido a aquel que nos creó, y nos amó lo suficiente
para sacrificar a Su propio Hijo por nosotros. En un sentido nuestra rebelión
es como escupir en Su cara. Ni buenas obras, religión, meditación o Karma pueden
pagar la deuda que nuestros pecados han incurrido.
De acuerdo con el teólogo R.C. Sproul, Jesús solo es el único quien
puede pagar esa deuda. El escribe,
“Moisés podría meditar en la ley; Mahoma podría
empuñar una espada; Buda podría dar consejería personal; Confucio podría
ofrecer dichos sabios; pero ninguno de estos hombres estaba calificado para
ofrecer una expiación de los pecados del mundo.. Cristo solo es digno de
devoción y servicio ilimitado.
Un Regalo Inmerecido.
El término bíblico para describir el perdón gratuito de Dios a través
del sacrificio de muerte de Cristo es gracia. Mientras que la misericordia nos
salva de lo que merecemos, la gracia de Dios nos da lo que no merecemos.
Revisemos por un minuto cómo Cristo ha hecho por nosotros lo que nosotros no
podíamos hacer por nosotros mismos:
- Dios
nos ama y nos creó para tener una relación con El
- Se
nos ha dado la libertad de aceptar o rechazar esta relación
- Nuestro
pecado y rebelión contra Dios y Sus leyes han creado un muro de separación
entre nosotros y Él.
- Aunque
somos merecedores de sentencia eterna, Dios ha pagado nuestra deuda en su
totalidad por la muerte de Jesús en nuestro lugar, haciendo la vida eterna
con Él posible.
Bono nos dio su perspectiva de la gracia
“La gracia desafía la razón y la lógica. El amor
interrumpe, si lo deseas, las consecuencias de tus acciones, lo que en mi caso
son muy buenas noticias ciertamente, porque he hecho un montón de cosas
estúpidas. Yo estaría en grandes problemas si Karma sería finalmente mi
juicio.. Esto no excusa mis errores, pero estoy sostenido por Gracia. Estoy
sostenido en que Jesús tomó mis pecados sobre la Cruz, porque yo sé quien soy,
y espero no tener que depender de mi propia religiosidad.
Ahora tenemos la imagen del plan de Dios a través de las épocas
uniéndose. Pero sigue faltante un ingrediente. De acuerdo con Jesús y los
autores del Nuevo Testamento, cada uno de nosotros individualmente debe
responder al regalo gratuito que Jesús nos ofrece. Él no nos obligará a
tomarlo.
Usted eligió el final.
Continuamente tomar
decisiones, qué ropa ponerse, qué comer, nuestra carrera, el matrimonio pareja,
etc Es lo mismo cuando se trata de una relación con Dios. Autor Ravi Zacharias,
escribe:
“El mensaje de Jesús
revela que cada individuo… llega a conocer a Dios, no por virue de nacimiento,
sino por la decisión consciente de dejar que Él tiene su gobierno en su vida
individual”.
Nuestras elecciones
son a menudo influenciadas por otros. Pero en algunos casos se nos es dado un
mal consejo. El 11 de septiembre del 2001, 600 personas inocentes pusieron su
confianza en un mal consejo, e inocentemente sufrieron las consecuencias. La
verdadera historia va así:
Un hombre que estaba
en el piso 92 de la torre sur del World Trade Center en el momento que había
escuchado un jet estrellándose en la torre norte. Atónito por la explosión, él
llamó a la policía para instrucciones de que hacer. “Necesitamos saber si
necesitamos salir de aquí, porque sabemos que hay una explosión,” él dijo
urgentemente en el teléfono.
La voz en el otro
extremo le aconsejó no evacuar. “Yo esperaría hasta nuevo aviso.”
“Esta bien,” el
hombre al teléfono dijo. “No evacuen.” Entonces él colgó.
Poco después a las
9:00 A.M., otro jet se estrelló en el piso 80 de la torre sur. Casi todas las
600 personas en los pisos superiores de la torre sur perecieron. El fallo de no
evacuar el edificio fue una de las grandes tragedias del día.
Esas 600 personas
perecieron porque dependieron de la información errónea, a pesar de que fue
dada por una persona que estaba tratando de ayudar. La tragedia no habría
ocurrido si las 600 personas hubieran recibido la información correcta.
Nuestra elección
consciente sobre Jesús es infinitamente más importante que la que enfrentó las
victimas mal informadas el 11/9. La eternidad está en juego. Nosotros podemos
escoger una de tres diferentes respuestas. Podemos ignorarlo. Podemos
rechazarlo. O, podemos aceptarlo.
La razón por la que
mucha gente pasa por la vida ignorando a Dios es que ellos están tan ocupados
cumpliendo su propia agenda. Chuck Colson
era así. A la edad de 39, Colson ocupaba la oficina a la par del presidente de
los Estados Unidos. El era el “hombre duro” de la Casa Blanca Nixon, el “hombre
hacha” quien podía tomar las decisiones difíciles. Sin embargo, en 1972, el
escándalo Watergate arruinó su reputación y su mundo se volvió desordenado. Más
tarde él escribe,
“Había estado
preocupado sólo de mí mismo. He hecho esto y aquello, he logrado, he tenido
éxito y no le he dado a Dios ningún crédito, nunca ni una vez le había
agradecido alguno de Sus regalos para mí. Nunca había pensado en que nada
pudiera ser ‘enormemente superior’ a mí, o si había pensado en momentos
fugaces en el infinito poder de Dios, no lo había tenido relación con Él en mi
vida.”
Muchos se pueden
identificar con Colson. Es fácil quedar atrapado en el paso rápido de la vida y
tener poco o ningún tiempo para Dios. Aún ignorar la gentil oferta de perdón de
Dios tiene las mismas consecuencias temibles como rechazarlo completamente.
Nuestra deuda de pecado sigue pendiente de pago.
En casos criminales,
pocos rechazan un perdón total. En 1915, George Burdick, editor de la ciudad
para el New York Tribune, se había
negado a revelar fuentes y quebrantar la ley. El presidente Woodrow Wilson
declaró un perdón total a Burdick por todas las ofensas que él había “cometido
o pudo haber cometido.” Lo que hizo el caso de Burdick histórico es que el negó
el perdón. Eso llevó el caso a la Corte Suprema, quien al lado de Burdick,
declaró que el perdón presidencial no puede ser forzado sobre alguien.
Cuando se trata de
rechazar el perdón total de Cristo, la gente da una variedad de razones. Muchos
dicen que no hay evidencia suficiente, pero, como Bertrand Russell y muchos
otros escépticos, no están interesados lo suficiente en investigar. Otros se
niegan a mirar más allá de los cristianos hipócritas que ellos conocen,
apuntando a lo poco cariñoso o al comportamiento inconsistente como una excusa.
Y todavía otros rechazan a Cristo porque ellos culpan a Dios por algunas tristes
o trágicas experiencias que sufrieron.
Sin embargo,
Zacarías, quien ha debatido con intelectuales en cientos de campus
universitarios cree que la verdadera razón por la que la mayoría de la gente
rechaza a Dios es la moral. El escribe,
“Un hombre rechaza a
Dios no por su demanda intelectual ni por la escasez de evidencia. Un hombre
rechaza a Dios por la resistencia moral que se niega a admitir que él necesita
de Dios.”
El deseo de libertad
moral apartó a C.S. Lewis de Dios por la mayoría de sus años de universidad.
Después su búsqueda de la verdad lo llevó a Dios, Lewis explica como la
aceptación de Cristo involucra más que simplemente acuerdos intelectuales con
los hechos. El escribe,
“El hombre caído no
es simplemente una criatura imperfecta quien necesita mejoras: es un rebelde
quien debería bajar sus brazos. Dejar caer sus brazos, rindiéndose, diciendo
que lo siente, dándose cuenta que ha estado en el camino incorrecto y
preparándose para empezar la vida de nuevo.. Es lo que los cristianos llaman
arrepentirse.”
El arrepentimiento es
una palabra que significa un cambio dramático en el pensamiento. Eso es lo que
le sucedió al antiguo “hombre hacha” Nixon. Después de que Watergate fue
expuesto, Colson empezó a pensar acerca de la vida de manera diferente. Notando
su propia falta de propósito, el empezó a leer Mere Christianity de Lewis, que
le fue dado por un amigo. Entrenado como un abogado, Colson tomó una libreta
amarilla jurídica y empezó a escribir los argumentos de Lewis. Colson recordó,
“Sabía que el momento
había llegado para mí.. ¿Iba yo a aceptar a Jesucristo sin reservas como el
Señor de mi vida? Era como una puerta al frente mío. No había manera de caminar
alrededor de ella. Yo caminaría a través de ella o me quedaría afuera. Un ‘tal
ves’ o ‘necesito más tiempo’ era engañarme.”
Después de una lucha
interna, este antiguo asistente del presidente de los Estados Unidos finalmente
se dio cuenta que Jesucristo era merecedor de su completa lealtad. El escribe,
“Y entonces, temprano
el viernes por la mañana, mientras me senté sólo mirando al mar que amo, las
palabras que tenía no estaba seguro entender o decir cayeron naturalmente de
mis labios: ‘Señor Jesús, yo creo en ti. Te acepto. Por favor ven a mi vida. Me
comprometo contigo.”
Colson descubrió que sus preguntas, “¿Quién soy yo?” “¿Por qué estoy
aquí?” y “¿Hacia donde voy?” son todas respondidas en una relación personal con
Jesucristo. El apóstol Pablo escribe, “es en Cristo que encontramos quienes
somos y para que estamos viviendo.” (Efesios 1:11, The Message)
Cuando entramos a una relación personal con Jesucristo, él llena
nuestros vacíos internos, nos da paz, y satisface nuestros deseos de
significado y esperanza. Y nosotros no necesitamos recurrir más a estimulo
temporal para nuestra realización. Cuando Él entra en nosotros, él también
satisface nuestros más profundos anhelos y necesidades de verdad, amor
duradero y seguro.
Y la cosa sorprendente es que Dios mismo vino como un hombre para pagar
nuestra deuda entera. Por lo tanto, no estamos más bajo la pena del pecado.
Pablo afirma esto claramente a los Romanos cuando escribe,
“Antes, ustedes estaban lejos de Dios y eran sus
enemigos, pues pensaban y hacían lo malo. Sin embargo, ahora Dios los ha hecho
sus amigos por medio de la muerte de su Hijo, quien se hizo hombre. Dios lo
hizo así para que ustedes pudieran presentarse ante él sin pecado y libres de
culpa.” (Colosenses 1:21b-22a Biblia Lenguaje Sencillo).
Así Dios hizo lo que nosotros éramos incapaces de hacer por nosotros
mismos. Somos puestos en libertad de nuestros pecados por la muerte
sacrificial de Jesús. Es como un asesino de masas yendo ante un juez y siendo
concedido de un perdón pleno y completo. El no merece perdón, y tampoco
nosotros. El regalo de vida eterna de Dios es absolutamente gratuito—y es para
ser tomado. Pero a pesar de que el perdón nos es ofrecido, depende de nosotros
aceptarlo. La decisión es nuestra.
¿Estás en el punto en tu vida donde te gustaría aceptar la oferta
gratuita de Dios?
Quizás como Madonna, Bono, Lewis y Colson, tu vida ha sido también
vacía. Nada que has tratado satisface el vacío interno que sientes. Dios puede
llenar ese vacío y cambiarte en un momento. El te creó para tener una vida que está
inundada de significado y propósito. Jesús dice, “Yo he venido para que todos
ustedes tengan vida, y para que la vivan plenamente.” (Juan 10:10b)
O tal vez las cosas te están yendo bien en la vida pero estás inquieto y
con falta de paz. Te das cuenta que has roto las leyes de Dios y estas separado
de su amor y perdón. Temes al juicio de Dios. Jesús dijo, “los dejo con un
regalo—paz en sus mentes y corazones. Y la paz que yo doy no es como la paz que
le mundo da.”
Así que si estas simplemente cansado de una vida de una búsqueda vacía o
estas inquieto por una falta de paz con tu Creador, la respuesta está en
Jesucristo.
Cuando pones tu confianza en Jesucristo, Dios te perdonará de todos tus
pecados-pasados, presentes y futuros y te hace Su hijo. Y como Su hijo amado,
Él te da propósito y significado en la vida en la Tierra y la promesa de vida
eterna con Él.
Las Palabras de Dios dicen, “Pero aquellos que lo aceptaron y creyeron
en él, llegaron a ser hijos de Dios.” (Juan 1:12)
El perdón de pecados, propósito en la vida, y vida eterna están a tu
alcance. Puedes invitar a Cristo a tu vida ahora mismo por medio de la fe a
través de la oración. Orar es hablar con Dios. Dios conoce tu corazón y no esta
tan preocupado con tus palabras como lo está con la actitud de tu corazón. La
siguiente es una oración sugerida:
“Querido Dios, quiero conocerte a ti personalmente
y vivir eternamente contigo. Gracias, Señor Jesús, por morir en la cruz por mis
pecados. Abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Salvador y Señor. Toma
el control de mi vida y cámbiame, haciéndome el tipo de persona que usted
quiere que yo sea.“
¿Esta oración expresa el deseo de tu corazón? Si es así, simplemente ora
la anterior oración sugerida en tu lengua natal.
Cuando usted hace un compromiso con Jesucristo, que entra
en su vida, convirtiéndose en su guía,
su consejero, su consolador, y
su mejor amigo. Además, te da fuerza para
superar las pruebas y la tentación, dándole la libertad
de experimentar una nueva vida llena de significado,
propósito y el poder.
Editor: Teólogo-Informático Roberto Romero
Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.
Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/
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