Jesús complejos
¿Alguna vez has conocido a alguien que es el centro
de atención adondequiera que vaya? Alguna característica misteriosa e
indefinible lo distingue de todos los demás. Bueno, así fue hace dos mil años
con Jesucristo. Pero no fue sólo la personalidad de Jesús que cautivó a
las personas que lo oyeron. Los testigos de sus palabras y su vida nos cuentan
que Jesús de Nazaret era distinto a todos los hombres.
Las únicas credenciales de Jesús fueron él mismo.
Nunca escribió un libro, lideró un ejército, ocupó un cargo político ni fue
dueño de ninguna propiedad. Solía viajar dentro de las cien millas alrededor de
su pueblo, atrayendo a multitudes que se asombraban con sus palabras
provocadoras y actos asombrosos.
Sin embargo, la grandeza de Jesús fue obvia para
todos los que lo conocieron y oyeron. Y mientras que la mayoría de los grandes
personajes finalmente se desvanecen en los libros de historia, Jesús sigue
siendo el tema de miles de libros y de controversias mediáticas sin paralelo.
Gran parte de esas controversias giran en torno a las afirmaciones radicales
que hizo Jesús sobre sí mismo – afirmaciones que asombraron tanto a sus
seguidores como a sus adversarios.
Fueron principalmente las afirmaciones únicas de
Jesús que causaron que fuera visto como una amenaza tanto por las autoridades
romanas como por la jerarquía judía. Si bien era un forastero sin credenciales
ni base de poder político, en sólo tres años, Jesús cambió el mundo para los
siguientes veinte siglos. Otros líderes morales y religiosos han causado un
impacto – pero ninguno como ese desconocido hijo de carpintero de Nazaret.
¿Qué tenía Jesucristo que marcó la diferencia? ¿Fue
meramente un gran hombre, o fue algo más?
Estas preguntas llegan al fondo de quién fue Jesús realmente.
Algunos creen que él fue meramente un gran maestro moral; otros creen que
simplemente fue el líder de la mayor religión del mundo. Pero muchos creen algo
más grande. Los cristianos creen que Dios realmente nos ha visitado en forma
humana. Y ellos creen en las pruebas que lo respalda.
Después de estudiar cuidadosamente la vida y las
palabras de Jesús, un antiguo catedrático de Cambridge y escéptico, C.S. Lewis,
llegó a una conclusión inesperada sobre Jesús que cambió el rumbo de su vida.
Entonces, ¿quién es el verdadero Jesús? Muchos contestarán que Jesús fue un
gran maestro moral. Al estudiar más profundamente a la persona más
controvertida del mundo, empezamos por preguntarnos: ¿Jesús podría haber sido
meramente un gran maestro moral?
¿Un gran maestro de la moral?
Incluso
las personas de otras religiones reconocen que Jesús fue un gran maestro de la
moral. El líder hindú Mahatma Gandhi elogiaba su vida honrada y sus palabras
profundas.
Asimismo,
el erudito judío Joseph Klausner escribió, “Es universalmente aceptado… que
Cristo enseñó las más puras y sublimes éticas…lo cual arroja a la sombra a los
preceptos morales y las máximas de los hombres más sabios de la antigüedad”.
El
sermón del monte de Jesús ha sido llamado la enseñanza más excelente de ética
humana jamás pronunciada por una persona. De hecho, gran parte de lo que
conocemos hoy como “igualdad de derechos” en realidad es el resultado de las
enseñanzas de Jesús. El historiador no cristiano Will Durant dijo de Jesús que
“él vivió y luchó incansablemente por la ‘igualdad de derechos’; en tiempos
modernos él habría sido enviado a Siberia. ‘El más importante entre ustedes
será siervo de los demás’ – ésta es la inversión de toda sabiduría política, de
toda cordura”.
Muchos,
como Gandhi, han tratado de separar las enseñanzas éticas de Jesús de sus
afirmaciones sobre sí mismo, creyendo que simplemente fue un gran hombre quien
enseñó elevados principios morales. Ésta fue la propuesta de uno de los Padres
Fundadores de los Estados Unidos de América, el Presidente Thomas Jefferson,
que cortó y pegó un ejemplar del Nuevo Testamento, eliminando las secciones que
él consideraba que se referían a la divinidad de Jesús, y conservando otros
pasajes sobre las enseñanzas éticas y morales de Jesús. Jefferson llevaba con él en todo
momento su Nuevo Testamento cortado y pegado, venerando a Jesús como el que
fuera quizás el mayor maestro moral de todos los tiempos.
De
hecho, las palabras memorables de Jefferson en la Declaración de la
Independencia tienen sus raíces en las enseñanzas de Jesús de que cada persona
es de inmensa e igual importancia para Dios, sin tener en cuenta el sexo, la
raza o el estatus social. El famoso documento establece, “Sostenemos como
evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son
dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables…”
Pero
una pregunta que Jefferson nunca contestó fue: ¿cómo podría Jesús ser un gran
líder moral si afirmó ser Dios en falso? ¿Pero Jesús en realidad afirmó
su divinidad? Antes de analizar qué sostuvo Jesús, debemos estudiar la
posibilidad de que simplemente fue un gran líder religioso.
¿Un gran líder religioso?
Sorprendentemente,
Jesús nunca afirmó ser un líder religioso. Él nunca se metió en la política
religiosa ni impulsó una agenda ambiciosa, y él se desempeñó casi totalmente
fuera del marco religioso establecido.
Cuando
uno compara a Jesús con los otros grandes líderes religiosos, una notable
distinción emerge. Ravi Zacarias, quien se crió en una cultura hindú, ha
estudiado las religiones del mundo y ha observado una distinción fundamental
entre los fundadores de otras grandes religiones y Jesucristo.
“En
todos ellos emerge una instrucción, una manera de vivir. No es Zoroastro
a quien acudes, Zoroastro es a quien escuchas. No es Buda quien te libra;
son sus Verdades Nobles las que te instruyen. No es Mahoma quien te transforma;
es la belleza del Corán que te corteja. En cambio, Jesús no solo enseñaba o
exponía su mensaje. Él era idéntico a su mensaje”.
La
certeza de la observación de Zacarias es subrayada por la cantidad de veces en
los evangelios que el mensaje de las enseñanzas de Jesús fue sencillamente “Ven
a mí” o “Sígueme” o “Obedéceme”. Además, Jesús dejó claro que su misión
principal era perdonar los pecados, que era algo que sólo Dios podía hacer.
En The
World´s Great Religions, (Las grandes religiones del mundo) Huston
Smith observó que, “Sólo dos personas asombraron tanto a sus contemporáneos que
la pregunta que evocaron no fue ‘¿Quién es?’ sino ‘¿Qué es?’ Ellos
fueron Jesús y Buda. Las respuestas que estos dos dieron fueron exactamente
opuestas. Buda dijo inequívocamente que él era un mero hombre, no un dios –casi
como si hubiera previsto los intentos de adorarlo en el futuro. Jesús, por lo
contrario, afirmó…ser divino”.
Y eso
nos lleva a la pregunta de qué afirmó realmente Jesús acerca de sí mismo;
específicamente, ¿Jesús afirmó ser divino?
¿Jesús afirmaba ser Dios?
Entonces,
¿qué ha convencido a tantos estudiosos de que Jesús afirmó que era Dios? El
autor John Piper explica que Jesús afirmó tener poderes que pertenecían
exclusivamente a Dios.
“…los
amigos y enemigos de Jesús se desconcertaban una y otra vez por lo que él hacía
y decía. Él podía estar andando por un camino, al parecer como cualquier otra
persona, y entonces daba la vuelta de pronto y decía cosas como, ‘Antes de que
Abraham naciera, ¡yo soy!’. O, ‘Quien me ve a mí está viendo al Padre’. O, muy
tranquilamente, después de ser acusado de blasfemia, él decía, ‘Hijo del Hombre
tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados’. A los muertos él podía
simplemente decirles, ‘Sal fuera’ o ‘Levántate’. Y ellos obedecían. A las
tormentas en el mar les decía, ‘Quieto’. Y a la hogaza de pan le decía, ‘Conviértete
en mil porciones’. Y se realizaba inmediatamente”.
¿Pero
cuál era realmente el significado de dichas afirmaciones? Es posible que Jesús
fuera sólo un profeta como Moisés, Elías o Daniel? Incluso una lectura
superficial de los evangelios revela que Jesús afirmaba ser más que un profeta.
Ningún otro profeta había afirmado algo similar sobre sí mismo; de hecho,
ningún otro profeta se ha colocado en el lugar de Dios.
Algunas
personas sostienen que Jesús nunca dijo expresamente, “Yo soy Dios”. Es verdad
que nunca dijo las palabras exactas, “Yo soy Dios”. Sin embargo, Jesús tampoco
dijo de manera explícita, “Yo soy un hombre” ni “Yo soy un profeta”. Pero Jesús
sin duda fue humano, y sus seguidores lo consideraron un profeta como Moisés y
Elías. Por ello, no podemos descartar que Jesús es divino sólo porque él
no dijo esas palabras exactas, así como tampoco podemos decir que no fue un
profeta.
De
hecho, las afirmaciones de Jesús sobre sí mismo se contradicen con la idea de
que él simplemente fue un gran hombre o un profeta. En más de una ocasión Jesús
se refirió a sí mismo como el Hijo de Dios. Cuando se le preguntó a Bono, el
cantante de U2, si él pensaba que era inverosímil que Jesús fuera el Hijo de
Dios, él contestó:
“No,
para mí no es algo increíble. La respuesta secular al relato de Jesucristo
siempre es así: Él fue un gran profeta, obviamente era un tipo muy interesante,
tenía muchas cosas que decir como los otros grandes profetas, sea Elías,
Mahoma, Buda o Confucio. Pero Jesús no te permite eso. Él no te deja librarte
tan fácilmente del problema. Jesús dice, No. No estoy diciendo que soy un
maestro, no me digan maestro. No estoy diciendo que soy un profeta…estoy
diciendo que soy Dios encarnado”. Y la gente dice: No, no, por favor, sé un
profeta nomás. Podemos lidiar con un profeta”.
Antes
de analizar las afirmaciones de Jesús, es importante entender que él las hizo
dentro del contexto de la creencia judía en un solo Dios (monoteísmo). Ningún
judío creyente creería alguna vez en más de un Dios. Y Jesús creía en el único
Dios, rezándole a su Padre como, “el único Dios verdadero”.
Pero en
esa misma oración, Jesús habló de haber existido siempre con su Padre. Y cuando
Felipe le pidió a Jesús que les muestre al Padre, Jesús dijo, “Tanto tiempo
como llevo con vosotros y ¿no has llegado a conocerme, Felipe? Quien me ve a mí
está viendo al Padre”. Entonces, la pregunta es: ¿Jesús estaba afirmando ser el
Dios hebreo que creó el universo?
¿Jesús afirmó ser el Dios de Abraham y Moisés?
Jesús
se refería a sí mismo de maneras que desconcertaban a sus seguidores. Tal como
señala Piper, Jesús hizo la afirmación audaz de que, “antes de que Abraham
naciera, ¡yo SOY!” Le dijo a
Marta y las personas a su alrededor, “Yo SOY la resurrección y la vida. El que
cree en mí vivirá, aunque muera”.Asimismo, Jesús decía cosas como, “Yo SOY la
luz del mundo”, “Nadie llega al Padre sino por mí” o, “Yo SOY la verdad” . Éstas y otras afirmaciones suyas
fueron precedidas por las palabras sagradas para nombrar a Dios: “Yo SOY” (ego
eimi).[16] ¿Qué
quiso decir Jesús con estas afirmaciones? ¿Y qué significado tiene el término
“Yo SOY”?
Una vez
más, debemos analizar el contexto. En las Sagradas Escrituras Hebreas, cuando
Moisés preguntó a Dios su nombre en la zarza ardiente, Dios respondió, “Yo
SOY”. Él le estaba revelando a Moisés que Él es el único Dios, que trasciende
al tiempo y siempre ha existido. Increíblemente, Jesús usaba estas palabras
sagradas para describirse a sí mismo. La pregunta es ¿por qué? Desde el tiempo
de Moisés, ningún judío practicante se referiría nunca a sí mismo ni a ningún
otro hombre como “Yo Soy”. Por ello, las afirmaciones de “Yo SOY” de Jesús
enfurecieron a los líderes judíos. Una vez, por ejemplo, algunos líderes le
explicaron a Jesús por qué trataban de matarlo: “Porque tú, siendo
hombre, te haces pasar por Dios” .
El uso
por Jesús del nombre de Dios enfureció a los líderes religiosos. Pero lo
importante es que éstos estudiosos del Antiguo Testamento sabían exactamente lo
que él estaba diciendo – él estaba afirmando ser Dios, el Creador del universo.
Sólo esta afirmación habría conllevado la acusación de blasfemia. Entender a
partir de estos textos que Jesús afirmó ser Dios claramente se justifica,
no simplemente por sus palabras, pero también por la reacción a estas palabras.
C. S.
Lewis inicialmente consideró que Jesús era un mito. Pero este genio literario
que conocía los mitos muy bien concluyó que Jesús tiene que haber sido una
persona real. Más aún, a medida que Lewis estudió las pruebas de la existencia
de Jesús, se convenció de que Jesús no sólo fue real, sino de que fue diferente
a cualquier otro hombre que haya vivido. Lewis escribió,
“Y allí
está la verdadera sorpresa’ dice Lewis: ‘Entre estos judíos de pronto aparece
un hombre que habla como si fuera Dios. Dice que puede perdonar los pecados.
Dice que siempre ha existido. Dice que vendrá para juzgar al mundo al fin del
tiempo”.
Lewis
pensaba que las afirmaciones de Jesús eran simplemente demasiado radicales y
profundas para haber sido hechas por un maestro o líder religioso común. (Para
ver un análisis más exhaustivo de la afirmación de Jesús de su divinidad, ver
“¿Jesús afirmaba ser Dios?” http://y-jesus.org/spanish/more/jcg-jesus-afirmo-ser-dios/).
¿Qué clase de Dios?
Algunos
sostienen que Jesús solamente estaba afirmando ser parte de Dios. Sin embargo,
la idea de que todos somos parte de Dios, y que dentro de nosotros esta la
semilla de la divinidad, simplemente no es un posible significado de las
palabras y acciones de Jesús. Tales pensamientos son revisionistas, son ajenos
a sus enseñanzas, ajenos a las creencias que expresó, y ajenos a
cómo entendieron sus enseñanzas los discípulos.
Jesús
enseñó que él es Dios de la manera que los judíos entendían a Dios y la manera
que las Escrituras Hebreas describían a Dios, no de la manera en que el
movimiento de la Nueva Era entiende a Dios. Ni Jesús ni su público habían sido
criados viendo la Guerra de las Galaxias, por lo cual, cuando ellos hablaban de
Dios, no estaban hablando de fuerzas cósmicas. Redefinir lo que Jesús quiso
decir con el concepto de Dios es simplemente un mal enfoque histórico. Lewis
explica que:
“Dejemos
esto en claro. Entre los panteístas, como los hindúes, cualquiera podría decir
que él es parte de Dios, o que es uno con Dios…Pero este hombre, dado que era
un judío, no podría referirse a esa clase de Dios. Dios, en su idioma,
significaba el Ser que está fuera del mundo, que lo había creado y era
infinitamente distinto a cualquier otra cosa. Y cuando uno haya entendido eso,
podrá ver que lo que dijo este hombre fue simplemente lo más escandaloso que
alguna vez ha pronunciado un humano”.
Por
cierto, hay personas que aceptan a Jesús como un gran maestro, pero no están
dispuestos a llamarlo Dios. Como deísta, hemos visto que Thomas Jefferson no
tenía ningún problema con aceptar las enseñanzas de Jesús sobre la moral y la
ética, a la vez que negaba su divinidad. Pero
como hemos señalado, y examinaremos en mayor profundidad, si Jesús no era quien
afirmaba ser, entonces debemos analizar algunas otras alternativas, ninguna de
las cuales harían de él un gran maestro moral. Lewis argumentó, “Lo que estoy
tratando de impedir es que alguien diga esa cosa realmente absurda que la gente
a menudo dice de Él: ‘Estoy listo para aceptar a Jesús como un gran maestro
moral, pero no acepto su afirmación de ser Dios’. Esa es la única cosa que no
debemos decir”.
En su
búsqueda de la verdad, Lewis sabía que respecto de la identidad de Jesús sólo
podía ser la una o la otra. O Jesús era quien afirmaba ser – Dios encarnado – o
sus afirmaciones eran falsas. Y si éstas eran falsas, Jesús no podría ser un
gran maestro moral. Él estaría mintiendo intencionalmente o sería un
demente con un complejo de Dios.
¿Es posible que Jesús estaba mintiendo?
Aún los
críticos más severos de Jesús rara vez han dicho que era un mentiroso. Sin
duda, esa etiqueta no concuerda con las elevadas enseñanzas morales y éticas de
Jesús. Pero si Jesús no es quien afirmaba ser, debemos considerar la opción de
que él engañaba a todos intencionalmente.
Uno de
los trabajos políticos más conocidos y más influyentes de todos los tiempos fue
escrito por Nicolás Maquiavelo en 1532. En su obra clásica, El Príncipe,
Maquiavelo exalta el poder, el éxito, la imagen y la eficiencia por encima de
la lealtad, la fe y la honestidad. Según Maquiavelo, mentir está bien si logra
un fin político.
¿Podría
Jesucristo haber construido toda su vida pastoral a partir de una mentira sólo
para obtener el poder, la fama o el éxito? De hecho, los opositores judíos de
Jesús trataron constantemente de exponerlo como un fraude y un mentiroso. Ellos
lo inundaban con preguntas a fin de tenderle una trampa para que se
contradijera. Sin embargo, Jesús respondía con una notable coherencia.
La
pregunta que debemos analizar es, ¿qué podría motivar a Jesús a vivir su vida
entera como una mentira? El enseñó que Dios se oponía a la mentira y a la
hipocresía, por lo cual, él no lo estaría haciendo para complacer a su Padre.
Él claramente no mintió para beneficio de sus seguidores, dado que todos menos
uno fueron martirizados por no renegar de su Divinidad (ver “¿Los apóstoles
creían que Jesús es Dios?” http://www.y-jesus.com/apostles_jesus_god_1.php).
Y entonces, nos quedamos con sólo dos explicaciones razonables, cada una de las
cuales es problemática.
Beneficio
Mucha
gente ha mentido por ganancia personal. De hecho, la motivación de la mayoría
de las mentiras es algún beneficio percibido para uno mismo. ¿Qué podría haber
esperado ganar Jesús al mentir sobre su identidad? El poder sería la respuesta
más obvia. Si la gente creía que él era Dios, él tendría un enorme poder. (Es
por eso que muchos líderes antiguos, tales como los Césares, afirmaban su
origen divino.)
El
problema con esta explicación es que Jesús rechazó todos los intentos de
posicionarlo para el poder establecido, y más bien criticó duramente a
aquellos que abusaron de dicho poder y vivieron sus vidas persiguiéndolo.
Además, él optó por acercarse a los marginados (las prostitutas y los
leprosos), aquellos que no tenían poder, creando una red de gente cuya
influencia era menos que cero. De una manera que sólo puede ser descrita como
extraña, todo lo que Jesús hizo y dijo iba en dirección diametralmente opuesta
al poder.
Parecería
que, si el poder fue la motivación de Jesús, él habría evitado la cruz a toda
costa. Sin embargo, en varias ocasiones, él les dijo a sus discípulos que la
cruz era su destino y misión. ¿Cómo podría morir en una cruz romana traerle a
uno poder?
La
muerte, por supuesto, pone todo en perspectiva. Y mientras que muchos mártires
han muerto por una causa en la que ellos creían, pocos han estado dispuestos a
morir por una mentira conocida. Sin duda, toda esperanza para la propia
ganancia personal de Jesús habría terminado en la cruz. Sin embargo, hasta su
último suspiro, él se negó a renunciar a su afirmación de ser el único Hijo de
Dios. El estudioso del Nuevo Testamento J.I. Packer señala que este título es
una afirmación de la divinidad personal de Jesús.
Un Legado
Por lo
tanto, si Jesús estaba por encima de mentir para su propio beneficio, quizás
sus afirmaciones radicales fueron falseadas con el propósito de dejar un
legado. Pero la posibilidad de recibir una tremenda paliza y ser clavado a una
cruz enfriaría rápidamente el entusiasmo de la mayoría de las superestrellas en
potencia.
Y hay
otro hecho fascinante. Si Jesús simplemente hubiera renunciado a su
afirmación de ser el Hijo de Dios, él nunca habría sido condenado. Fue su
afirmación de ser Dios y no estar dispuesto a retractarse de ello que lo llevó
a la crucifixión.
Si
aumentar su credibilidad y reputación histórica fue lo que motivó a Jesús a
mentir, hay que explicar cómo un hijo de carpintero de un pueblo pobre de Judea
pudo prever los eventos que catapultarían su nombre a la prominencia mundial.
¿Cómo sabría que su mensaje sobreviviría? Los discípulos de Jesús habían huido
y Pedro lo había negado. No es precisamente la fórmula para dar inicio a un legado
religioso.
¿Los
historiadores creen que Jesús mintió? Los estudiosos han analizado en detalle
las palabras y vida de Jesús para ver si hay alguna evidencia de un defecto en
su carácter moral. De hecho, incluso los más ardientes escépticos están sorprendidos
por la pureza moral y ética de Jesús.
Según
el historiador Philip Schaff, no hay evidencia, ni en la historia de la iglesia
ni la historia secular, de que Jesús haya mentido acerca de algo. Schaff
argumentó,“¿Cómo, en nombre de la lógica, el sentido común y la experiencia,
podría un hombre mentiroso, egoísta y depravado haber inventado, y
continuamente mantenido desde el principio hasta el fin, el más puro y noble
carácter conocido en la historia con el más perfecto aire de verdad y
realidad?”
La
opción de mentiroso parece nadar contra corriente ante todo lo que Jesús
enseñó, vivió, y por lo que murió. Para la mayoría de los estudiosos,
simplemente no tiene sentido. Sin embargo, para negar las afirmaciones de
Jesús, uno debe ofrecer alguna explicación. Y si las afirmaciones de Jesús no
son verdaderas, y él no estaba mintiendo, la única opción que queda es que él
debió haberse engañado a sí mismo.
¿Jesús podría haber sido enfermo mental?
Albert
Schweitzer, quién fue galardonado con el Premio Nobel en 1952 por su trabajo
humanitario, tenía sus propias opiniones sobre Jesús. Schweitzer concluyó que
la locura era la causa de las afirmaciones de Jesús de ser Dios. Es decir, que
Jesús estaba equivocado sobre sus afirmaciones, pero no mentía
intencionalmente. Según esta teoría, Jesús en realidad se engañaba a sí mismo,
creyendo realmente que él era el Mesías.
Lewis
consideró esta opinión cuidadosamente. Lewis dedujo que si las
afirmaciones de Jesús no eran ciertas, entonces él tendría que haber estado
loco. Lewis argumenta que alguien que afirmaba ser Dios no sería un gran
maestro moral. “Él podría ser un enfermo mental – al nivel de un hombre
que dice ser un huevo hervido – o de lo contrario él sería el Diablo del
Infierno”.
La
mayoría de las personas que han estudiado la vida y las palabras de Jesús
reconoce que él era extremadamente racional. Si bien su propia vida estuvo
llena de inmoralidad y escepticismo personal, el renombrado filósofo francés
Jean-Jacques Rousseau (1712-78) reconoció el carácter superior y el aplomo de
Jesús: “Cuando Platón describe su hombre recto imaginario…él describe
exactamente el personaje de Jesús…Si la vida y muerte de Sócrates son las de un
filósofo, la vida y muerte de Jesús son las de un Dios”.
Bono concluye
que “loco” es la última etiqueta que uno le podría poner a Jesús.
“Lo que
nos queda entonces es que Jesús era quien decía ser o si no, estaba totalmente
chiflado. Es decir, estamos hablando de un loco al nivel de Charles Manson…No
es broma. La idea de que todo el curso de la civilización para la mitad del
mundo se hubiera visto cambiado y puesto de cabeza por un loco, para mí, es
difícil de creer…”
Entonces,
¿Jesús fue un mentiroso o un demente, o fue el Hijo de Dios? ¿Podría haber
estado en lo correcto Jefferson al etiquetar a Jesús de “sólo un buen maestro
moral” a la vez que negaba su deidad? Es interesante que el público que escuchó
a Jesús – tanto los creyentes como los enemigos – nunca lo considerara como un
simple maestro moral. Jesús generó tres efectos principales en la gente que lo
conoció: odio, terror o adoración.
Las
afirmaciones de Jesucristo nos obligan a escoger. Como dijo Lewis, no podemos
ubicar a Jesús en la categoría de ser solamente un gran líder religioso o un
buen maestro moral. Este antiguo escéptico nos desafía a tomar nuestras
propias decisiones sobre Jesús:
“Uno
debe elegir. O este hombre fue y es el Hijo de Dios, o si no, era un loco o
algo peor. Uno puede callarlo por ser un tonto, escupirle y matarlo por ser un
demonio o puede caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no nos
permitamos disparates condescendientes de que fue un gran maestro
humano. Él no nos dejó esa posibilidad. No era su intención hacerlo”.
En su
libro Mere Christianity (Mera cristiandad), Lewis explora las
opciones respecto de la identidad de Jesús y concluye que él es exactamente lo
que afirmaba ser. Su cuidadoso estudio de la vida y las palabras de Jesús llevó
a este gran genio literario a renunciar a su anterior ateísmo y volverse un
cristiano comprometido.
La gran
pregunta de la historia de la humanidad es, “¿Quién es el verdadero
Jesucristo?” Bono, Lewis e innumerables más han concluido que Dios visitó
nuestro planeta en forma humana. Pero si eso es cierto, esperaríamos que él
estuviera vivo hoy en día. Y eso es exactamente lo que creen sus seguidores.
¿Jesús realmente resucitó?
Los
testigos presenciales de Jesucristo realmente hablaban y actuaban como si ellos
creyeran que él hubiera resucitado físicamente de la muerte después de su
crucifixión. Si ellos estaban equivocados, la cristiandad se fundó sobre la
base de una mentira. Pero si tenía razón, dicho milagro sería una prueba de
todo lo que dijo Jesús sobre Dios, sobre sí mismo y sobre nosotros.
Pero,
¿debemos creer en la resurrección de Jesús únicamente basados en la fe o hay
pruebas históricas sólidas? Varios escépticos han estudiado los registros
históricos a fin de probar la falsedad del relato de la resurrección. ¿Qué
descubrieron?
¿Jesús dijo qué pasa después de la muerte?
Si
Jesús realmente resucitó, entonces debe saber qué hay al otro lado. ¿Qué dijo
Jesús sobre el sentido de la vida y sobre nuestro futuro? ¿Hay muchos caminos a
Dios, o Jesús dijo que él era el único camino? Lea las respuestas sorprendentes
en “¿Por qué Jesús?”
¿Jesús le puede dar sentido a la vida?
¿Puede
Jesús contestar las grandes preguntas de la vida? ¿Quién soy?, ¿Por qué estoy
aquí? y ¿A dónde me dirijo? Jesús hizo afirmaciones sobre la vida y nuestro
propósito aquí en la Tierra, que se deben analizar antes de considerarlo poco
compasivo o impotente. Este artículo, “¿Por qué Jesús?”, estudia el misterio de
por qué vino Jesús a la Tierra, y qué significa eso para nosotros.
Editor: Teólogo-Informático Roberto Romero
Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.
Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/
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