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miércoles, 22 de diciembre de 2010



LA PAZ DEL CRISTIANO

I.- INTRODUCCIÓN

Somos los espectadores y los actores de una tragedia de dolor. El cuadro que presenta la humanidad es un cuadro manchado por la sangre y por las lágrimas, un cuadro con las sombras de la angustia y la miseria.

II. UN CUADRO DE DOLOR.

Ilustración: escultura “el dolor”.




Esta escultura, Representa el castigo que Apolo infringió al sacerdote troyano Laocoonte y a sus hijos por haberle ofendido, enviando dos serpientes que les asfixian. Se descubrió en 1506. Inspiró a los artistas del manierismo la línea serpentiniana y los preceptistas sacros aconsejaban a los pintores y escultores imitar la expresión del Laooconte en el rostro del mártir cristiano, pues era el viejo ejemplo de dolor: dolor físico por la tortura y el dolor moral al contemplar cómo sus hijos están siendo víctimas del cruel destino que le espera.
Es una vivida representación de la condición angustiosa y desesperante de la humanidad. Las serpientes del sufrimiento, la miseria, y del dolor están oprimiendo despiadadamente e hiriendo con su ponzoña fatal.
Un cuadro personal del dolor. Cada ser humano tiene su calvario, cada cristiano su cruz.
TOMÁS ALVA EDISON.   Cuando cumplió 80 años alguien le pregunto: ¿Cuál es el secreto de su felicidad? Y el contesto: nunca conocí un hombre feliz.
GOETHE.    A los 75 años declaro lo siguiente. “en el fondo, mi vida no ha sido más que un continuo cuidado y dolor y puedo afirmar los 75 años que he vivido no he gozado de cuatro semanas de genuino bienestar”.

III.- EN BUSCA INCESANTE DE LA PAZ.

En medio de este cuadro de miseria y de dolor como una endeble bujía en medio de la noche insondable, hay en el fondo del ser humano un anhelo dominante de paz. Todos los hombres quieren llegar a esa meta suprema de la felicidad.
En esta hora crítica y aciaga de la gran conflagración bélica mundial brota desde lo íntimo de los seres humanos un deseo poderoso de que vuelva a reinar la paz.
Quiere oírse el que canta a la paz y el que entona el martillo y el arado.
El deseo de una eterna y completa paz ha sido el afán en todos los anales de la historia. Se ha querido desterrar para siempre el monstruo infernal de la guerra, borrar las fronteras, derribar las barreras sociales, y unir para siempre a la humanidad en un fraternal abrazo. Pero la ansiada paz no ha sido más que un bello ideal, un sueño utópico. Y sigue imperando en el mundo el monstruo de la angustia y el dolor.

IV.- SE BUSCA LA PAZ POR UN CAMINO EQUIVOCADO.
El hombre busca la paz como el niño  al arco iris. Nunca la encuentra porque la busca por un camino equivocado.
Quiere encontrarla en el desenfreno de los placeres, en el amor al dinero, en la gloria de los títulos y de la sabiduría humana, pero se choca con la realidad y no la encuentra. Y lo único que haya es el convencimiento de que lo único que haya es el vencimiento de que todo en la vida es vanidad de vanidades.

V.- MATICES DE PAZ EN UN CUADRO DE DOLOR.

En medio de esta tragedia de dolor de la humanidad y el otro más tétrico todavía de la desilusión de los hombres, hay, sin embargo, pinceladas de paz.
Entre los millones de corazones desgarrados hay todavía seres humanos que gustan el amiba de la paz.
Hay paz todavía en medio del dolor. Para los hijos de Dios.
En el mundo hay aflicción pero nosotros tenemos paz.

VI.- LA FUENTE DE LA PAZ.

¿Dónde está esa fuente tan ansiada de la paz ¿ ¿Dónde se puede satisfacer ese anhelo supremo del espíritu? Dios es la fuente viva y surgente de la paz.
 Job.22:21. “Ama a Dios y tendrás paz”
Salmo 119:155 “mucha paz tienen los que aman tu ley”.
Prov.29:18 “El que guarda la ley es feliz”.
El corazón verdaderamente convertido es el único rincón en el mundo donde anida la paz genuina.
VII.- COEXISTENCIA DE LA PAZ Y LA OBEDIENCIA.

Isa.48:18 la obediencia a los preceptos de Dios trae paz. El pecado trae dolor, la consagración trae paz. El acercamiento a Dios trae paz, nuestro alejamiento dolor.
La paz en nuestro corazón es el medidor divino de nuestra consagración.

VIII.- EL SECRETO DE LA PAZ.

la paz es el engendro de la esperanza. la esperanza de un mundo renovado, nos llena de gozo y paz.
La esperanza de la segunda venida de nuestro señor Jesucristo inunda paz en nuestro corazón. El ateo vive en la desesperación, se considera el más desgraciado porque no le alimenta ninguna esperanza de un futuro glorioso.

IX.- PAZ AUN EN LA TRIBULACIÓN

EL VERDADERO cristiano es el único ser en el mundo que puede tener paz en su corazón aun en medio de la tribulación
-PENZZOTI. En el Real Felipe. Himno 298.
-JOB, tenía paz en medio de la más grande desgracia.
-PABLO y SILAS, entonaban himnos en la cárcel de Filipo.

X.- BEBAMOS EN LA FUENTE DE LA PAZ.-
.- “Venid a mi”
.-Mi paz os doy, mi paz os dejo”.
.-Cristo puede calmar las tempestades de nuestra vida.
COCLUSION.
Sr. Ernst. “No cambiaría la paz que tengo en mi corazón por todo el dinero del mundo.”  Seamos mensajeros de la paz.


Teólogo-Informático
Roberto Romero













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