“HE CUMPLIDO LA PALABRA DE JEHOVÀ”
Por: ROBERTO ROMERO P.
Saúl respondió muy ufano: “he cumplido la palabra de Jehová” (sam.15:13). “Samuel entonces dijo: ¿pues qué balido de ovejas y bramido de vaca es este que yo oigo con mis oídos?
A Saúl - primer rey de Israel, se le había encomendado la misión de destruir a amalec. Esta orden clara y precisa involucraba la totalidad. La palabra hebrea traducida como “destruye” (Jaram) en 1 Sam 15:3; tiene también el sentido de algo que por lo tanto ninguna razón válida para que el rey siguiera una conducta diferente. Encontramos aquí un caso en que el dirigente lo está haciendo mal y el anda tranquilo convencido que lo está haciendo bien.
Esta es una lección valiosa que nos transmite el antiguo testamento. No deberíamos aceptar per se, que la forma que estamos laborando en la obra de Dios es la correcta y apropiada. Deberíamos confirmar esa apreciación, haciendo una confrontación entre los que estamos haciendo (o hacia donde nos estamos dirigiendo), con la pauta divina claramente determinada.
La obra de la evangelización cristiana en la web – como otras áreas de la iglesia, se han visto afectadas por obreros que creían que lo estaban haciendo bien. No se cercioraron, ni revisaron, ni repasaron las directivas que se habían previamente establecidos y resultaron (aun con las mejores intenciones) realizando sus propios caminos, que diferían por mucho o por poco de las pautas trazadas por el cielo.
Aunque a menudo se nos inspira a considerar esta obra como “nuestra”, en el sentido estricto no lo es. La obra es de Dios y nosotros solo somos instrumentos seleccionados para alcanzar los objetivos que Dios estableció y hacerlo en su estilo, con su metodología y en el tiempo por el determinado. Así resultamos ser dirigentes transitorios, mientras que la iglesia y sus instituciones son permanentes, Dios es el eterno. Hoy somos, mañana ya no. Hoy estamos, mañana nos habremos ido. Por lo tanto, hagamos la obra de Dios, “entre tanto que el día dura”
Saúl finalmente reconoció su conducta y confesó su pecado; pero ya era tarde. Desde entonces han quedado sonando las palabras del profeta que dijo: “ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios y el prestar atención que la grosura de los carneros”, 1 Sam 15:22.
