Ayer vimos la monumental
concentración en la avenida Bolívar de Caracas. Henrique Capriles no solo la
llenó sino que fue insuficiente para la gigantesca movilización. Eso nos dice
algo: tenemos un pueblo con sed de cambio y entusiastamente esperanzado.
Las imágenes hablaban por sí
solas; el promedio de edad no llegaba a 30 años; no había ni borrachos ni
personas que transmitieran odio al adversario. Fue un llamado a la concordia, a
la unidad, a la confraternidad: un grito de esperanza.
Pero es que eso no ha sido
solamente en Caracas. En todas las regiones que Capriles visita se repiten
escenas similares; en todas las convocatorias es un lleno total que rebasa las
expectativas de los organizadores.
El candidato impuesto por Cuba no
puede hacer lo mismo, porque repito: carece de discurso y de ofertas creíbles.
Los que van a escuchar al candidato cubano están cansados de las mentiras y de
los inventos fantasmagóricos. El sábado se atrevió a maldecir a quienes no
votemos por él. ¡Vaya manera de buscar votos! También en su desespero recurre a
lugares comunes del castrocomunismo diciendo que llegaron mercenarios de El
Salvador que vinieron a asesinarlo. ¡Por Dios!
Esta vez no hay dudas de la
victoria de Capriles. Aquellos que sentían un vínculo casi espiritual con el
difunto notan a flor de piel las mentiras de Maduro. Un muchacho que atiende
una estación de servicio que siempre me decía que Chávez ganaría en todos los
procesos electorales, el viernes mientras llenaba el tanque de gasolina, me
dijo: “profesor, así como le dije antes del 7 de octubre que Chávez iba a
ganar, esta vez le digo que el 14 de abril gana Henrique Capriles”. No es una
apreciación aislada de ese bombero, en los barrios saben que votar por Maduro
es igual a votar por la mentira.
Contra el fraude: el coraje
El 15-A Venezuela tendrá un nuevo
amanecer, ellos se negarán a reconocer la victoria y nosotros exigiremos
respeto a la voluntad expresada en las urnas electorales. Recurrirán al CNE
tramposo para disfrazar esa voluntad, pero nosotros, recurriremos a la
perseverancia en la lucha. Nicolás solo ganaría con trampa.
Y el oficialismo la está
montando. A Dios gracias, de este lado el sector democrático está consolidado
en la unidad, no está midiendo los tiempos y esperando futuros eventos
electorales para seguir cuidando parcelitas de poder. Se ha entendido que el
14-A “o comemos tiburón o morimos arponeados” permitir una victoria fraudulenta
de Nicolás Maduro sería ratificar la victoria de los hermanos Castro y
oxigenaría a la narcoguerrilla colombiana. Reconocer a un gobernante en contra
de la voluntad expresada mediante el sufragio es disminuirnos a la esclavitud.
El miedo no puede
desmovilizarnos. Es necesario entender que lo que está en juego es nuestra
libertad y el de las futuras generaciones.
Se equivoca el régimen si piensa
que nos va a meter miedo con generaluchos traidores a la patria o motorizados
con pañuelos rojos. Llegó el momento de defender la verdad, cuéstenos lo que
nos cueste.
Editor: Teólogo-Informático Roberto Romero Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela. Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/
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