Jonathan Marcus
BBC
La era de las guerras de los aviones no tripulados -conocidos
en el mundo de la aeronáutica como drones- ya llegó, y la era de las guerras
robot podría estar acercándose rápidamente.
Ya existen muestras de esto, como el X-47B, un avión con
forma de cabeza de flecha que puede volar en una misión por propia cuenta, sin
la participación de un "piloto" desde tierra.
También hay sistemas de misiles como el Patriot, que puede
identificar y atacar objetivos de forma automática.
Y a partir de allí no es descabellado pensar en un auténtico
guerrero robot armado, un desarrollo de enormes implicaciones para la forma
como concebimos el combate bélico.
Sobre una alfombra en un laboratorio del Instituto de
Tecnología de Georgia, en Atlanta, los robots del profesor Henrik Christensen
se encuentran a la caza de insurgentes. Lucen como una especie soportes para
tortas sobre ruedas.
Christensen y su equipo de Georgia Tech trabajan en un
proyecto financiado por la compañía de defensa BAE Systems.
El objetivo es la creación de vehículos no tripulados
programados para mapear escondites enemigos, lo que permite que los soldados
humanos obtengan información vital sobre un edificio desde una distancia
segura.
"Estos robots básicamente se diseminarán", dice
Christensen. "Atravesarán el entorno y registrarán su aspecto, de forma
que, en el momento en que los humanos entren al edificio, ya dispondrán de gran
cantidad de información de inteligencia acerca de lo que está pasando
allí".
"De vez en cuando
en la historia se obtiene una tecnología que cambia las reglas del juego. Ocurren
cosas como la pólvora, como la ametralladora, la bomba atómica, la computadora…
y la robótica es una de ellas. "
Peter W. Singer -
Institución Brookings
El énfasis en este proyecto es el reconocimiento y obtención
de información. Sin embargo, la literatura científica ha planteado la
posibilidad de robots armados, programados para comportarse como langostas u
otros insectos, que formarán enjambres a medida que los objetivos enemigos
aparezcan en el campo de batalla.
Cada miembro del enjambre robótico podría cargar una ojiva
pequeña o utilizar su energía cinética para atacar un objetivo.
Peter W. Singer, un experto en el futuro de la guerra del
Instituto Brookings, en Washington DC, dice que la llegada del robot guerrero
al campo de batalla plantea interrogantes profundas.
"De vez en cuando en la historia aparece una tecnología
que cambia las reglas del juego", dice. "Surgen inventos como la
pólvora, como la ametralladora, la bomba atómica, la computadora… y la robótica
es una de esas".
"Cuando señalamos que puede ser un elemento de
cambio", dice, "lo que significa es que afecta a todo, desde las
tácticas que usa la gente en el terreno, la doctrina y a cómo organizamos
nuestras fuerzas, hasta los grandes asuntos de la política, el derecho, la
ética, o cuándo y dónde vamos a la guerra".
La dimensión ética
Jody Williams, la estadounidense ganadora del Premio Nobel de
la Paz en 1997 por su trabajo al frente de la campaña para prohibir las minas
terrestres antipersonales, insiste que los sistemas autónomos que se
desarrollan actualmente, en su debido tiempo podrán liberar una fuerza letal.
Williams destaca que hay que abandonar el uso de palabras sin
valor moral "sistemas de armas autónomas".
""Todo el
mundo levanta sus brazos y dice 'Oh, malvados robots; oh, robots asesinos'.
Pero tenemos soldados asesinos allá afuera. Las atrocidades continúan y han
continuado desde los inicios de la guerra. "
Ronald Arkin -
Instituto de Tecnología de Georgia
"Preferimos llamarlos robots asesinos", dice,
definiéndolos como "armas que son letales, armas que pueden matar por su
propia cuenta, y en las que no habría ningún ser humano involucrado en el
proceso de toma de decisión. Cuando supe de esto por primera vez, honestamente
me sentí horrorizada", afirma.
"Encuentro repulsiva la sola idea de que unos seres
humanos se dediquen a crear máquinas que pueden ser usadas para matar a otros
seres humanos".
Es un tema que incolucra a las emociones.
Pero el profesor Ronald Arkin, del Instituto de Tecnología de
Georgia, tiene una opinión diferente.
Arkin propone el concepto de un sistema de armas controlado
por un "gobernador moral".
Esto no contempla a ningún ser humano tirando físicamente del
gatillo, pero estaría programado para cumplir con las leyes internacionales de
la guerra y las normas de combate.
"Todo el mundo
levanta sus brazos y dice 'Oh, malvados robots; oh, robots asesinos'",
pero agrega: "Hay soldados asesinos. Las atrocidades ocurren desde que
existe la guerra".
Su respuesta es simple: "Hay que usar la tecnología para
reducir de las bajas de no combatientes en el campo de batalla".
Él cree que "la aplicación juiciosa de sistemas
robóticos éticos puede lograr eso, si es que somos tan tontos como nación, y como
un mundo, para seguir con la guerra".
Arkin no es un promotor de las armas y claramente ha
reflexionado sobre estos asuntos.
También hay otro aspecto en este debate que tal vez podría
ser un poderoso estímulo para tomar precauciones. En la actualidad, EE.UU. es
uno de los líderes tecnológicos en este campo pero, como dice Singer, esta
situación no durará por siempre.
"La realidad es que, además de EE.UU., en este momento
hay 76 países con programas de robótica militar", dice.
"Esta es una tecnología de rápida proliferación y
acceder a ella es bastante fácil".
"Usted puede, por unos cientos de dólares, comprar un
pequeño avión no tripulado que un par de años atrás estaba limitado a los
militares. Esto no es algo que se pueda interpretar a través de una lente
estadounidense. Es un preocupación global".
Sin humanos
Así como la tecnología de los aviones no tripulados se está
extendiendo rápidamente, dándole mucha mayor relevancia a los debates sobre
asesinatos selectivos, también la tecnología robótica se extenderá y planteará
interrogantes acerca de cómo estas armas pueden ser utilizadas o si deben ser
controladas.
La posibilidad de una tecnología armamentística totalmente
autónoma, sin participación de humanos, todavía está un poco lejos.
Jody Williams, sin embargo, no espera que llegue ese momento.
La ganadora del Premio Nobel planea lanzar una campaña
internacional para que se declare ilegal la investigación de armas robóticas.
Su objetivo es "una prohibición completa de robots que tengan la capacidad
de matar".
"Si se les permite continuar con la investigación, el
desarrollo y, finalmente, su uso, la guerra cambiará para siempre de una forma
absolutamente aterradora".
Arkin tiene una visión diferente de los argumentos éticos.
Dice que prohibir directamente este tipo de robots, sin hacer
la investigación para saber si pueden reducir las bajas de no combatientes, es
hacer "un flaco favor a los que, desgraciadamente, mueren en la guerra a
manos de soldados humanos".
Editor: Teólogo-Informático Roberto Romero
Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.
Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/
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