Por: Héctor Díaz
Al conmemorarse un año más de la caída
de la última dictadura militar que azotó al país aquel 23 de enero de 1958, es
importante profundizar los tres esquemas culturales que hemos observado a
través de la historia contemporánea: La llegada al poder del coronel Marcos
Pérez Jiménez se da ante una situación de conflictividad que se había generado
en el país con el derrocamiento de Rómulo Gallegos el 24 de noviembre de 1948;
pero el trienio adeco se había convertido en una pesadilla para el propio
pueblo venezolano ya que la dirigencia política del partido, de aquel entonces,
se habían transformado en instrumento de penetración a las propias fuerzas
armadas, la creación de frentes de milicianos como fuerzas de choques ante la
sociedad civil con el fin de expandir las líneas del partido. Esa aptitud de
hegemonía partidista causó malestar dentro de las Fuerzas Armadas la cual
desencadenó el retiro del ala militar al primer gobierno elegido por el voto
universal y secreto; otra situación de descontento popular fueron las
agresiones por parte de la propia militancia del partido, quienes se habían
convertido en intolerantes con otros partidos políticos y organizaciones
sindicales, saqueaban sindicatos, saboteaban mítines, invadían fincas y
estructuras de la propiedad privada. El partido Acción Democrática se cerró a
cualquier negociación con los militares y generando una crisis interna ya que
Rómulo Betancourt impulsaba una salida negociada, pero el presidente Gallegos
jamás aceptó esas propuestas.
Al asumir el coronel Marcos Pérez la
Presidencia por la vía del golpe, el país entra en un retroceso político por
las continúas violaciones de los derechos humanos, fueron miles y miles de
activistas de los partidos Acción Democrática, COPEI, URD y partido comunista
que fueron a parar a los calabozos de la seguridad nacional; sindicatos
clausurados, gremios empresariales suspendidos de todas las actividades, la
Iglesia Católica es perseguida por los sermones de protestas que hacían desde
los pulpitos, los recintos universitarios son allanados y detenidos sus
dirigentes estudiantiles. La cultura política de los militares golpistas era de
entregar dádivas a la población, planes sociales a la población de escasos
recursos económicos para demostrar las bondades del régimen, obras de
envergadura como muestrario ante la opinión internacional del auge del
desarrollo; así se desarrolló la dictadura durante diez años y llegaron a copar
todos los escenarios de la cotidianidad del venezolano hasta que el 23 de enero
de 1958 una movilización nacional y una unidad férrea entre sociedad política y
laboral expulsan al gobierno y se instala en el país el gran acuerdo nacional
llamado "Pacto de Punto Fijo". Acción Democrática había reconocido
sus errores del pasado y se sometieron a profundas revisiones internas desde
los estatutos hasta la base programática, aquel paso por aceptar la mea culpa y
acoplarse a las nuevas exigencias del país en su proceso evolutivo, permitió
transitar por la senda de la paz, la armonía, la tolerancia y los acuerdos
entre factores que hacían posible el sostenimiento de la democracia y la
libertad.
La cultura democrática surgida en el
país se caracterizó por el respeto a las instituciones, la autonomía de los
poderes, el respeto a las disidencias y a la pluralidad de opiniones y
pensamientos; los medios de comunicación que dependían del Estado mantenían
programas dirigidos por intelectuales y profesionales de tendencias ideológicas
diversas, los espacios culturales de la sociedad (ateneos, casas de cultura,
empresas editoriales, revistas y suplementos culturales) eran espacios de
profundos debates, de formación bajo el esquema del respeto a los principios
democráticos y la libertad del país. La estructura de la identidad nacional
tocaba varios aspectos de aquel complejo mundo del pensamiento, la historia, la
sociología, filosofía, teatro, la danza, el mestizaje, la cultura del petróleo,
el imaginario dramático de un pueblo que se impulsa y se refleja en una novela
inspirada en la cotidianidad del venezolano (por estas calles, Juana Crespo,
doña Bárbara, la señora de Cárdenas, entre otras). La etapa dorada de la era democrática
nos dejó un legado de profundos elementos culturales que nos permite
diferenciar entre lo que hoy representa la cultura del chavismo con grandes
diferencias, entre ellas el renacimiento del mesianismo, nace un héroe, la
idolatría, retorno a los viejos esquemas ideológicos del marxismo, copia al
carbón del viejo militarismo del caudillismo, la intolerancia frente al
adversario de las ideas, el petróleo como instrumento de regalía y compra de
conciencia, la chequera de la gota del petróleo para comprar aliados en
gobiernos de países hermanos, medios de comunicación del estado al servicio del
régimen para destruir a quien no comparta el proyecto político revolucionario,
presos políticos por disentir, exilios políticos ante amenazas y juicios
amañados por los tribunales al servicio de la hegemonía del poder. Así se
caracteriza la cultura chavista a quien tenemos que combatir en todos los
escenarios de la sociedad venezolana.
E-mail: hectordiaz63@hotmail.com
Editor: Teólogo-Informático Roberto Romero
Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.
Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/
0 comentarios :
Publicar un comentario
PUEDES DEJARNOS SUS COMENTARIOS, GRACIAS.