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martes, 23 de octubre de 2012

El regreso de Habana Abierta


El publico durante el concierto de Habana AbiertaLA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -Aun lamento que en el año 2003 no pude disfrutar el histórico primer concierto de Habana Abierta en Cuba. En aquel momento me fue imposible escaparme del trabajo. Sólo me llegaron ecos, anécdotas y un largo seguimiento a los discos de esta banda de músicos cubanos residentes en Europa.
Habana Abierta, en su actual alineación, está conformada por Vanito Brown, Luis Barbería, José Luis Medina y Alejandro Gutiérrez. Falta ahora en este piquete el, para mi, imprescindible y añorado Boris Larramendi.
En  1995, una pequeña disquera española reunió a varios de estos músicos y les grabó el CD “Habana Oculta”. Luego, vendrían los siguientes discos, “Habana Abierta”, “24 horas”, “Boomerang” y “1,2,3,4″, cuyos temas más populars no dejan de ser “quemados” hasta el cansancio por la legión de fans que tiene la banda en Cuba.
Hace apenas un par de semanas, casi una década después del concierto de 2003, Habana Abierta volvió a actuar en Cuba, en el Salón Rosado de La Tropical. Este show se produjo en medio de un paisaje musical diferente en la Isla, donde hoy prima el detestable reggaetton, y el ambiente soez y violento que lo rodea. El termómetro social tampoco es igual al de 2003, la sociedad se descompone a paso rápido, se ha incrementado aún más la pobreza y se ensancha el abismo entre las cada vez más obvias “clases sociales”. Es esa la Cuba que recibe ahora a los hijos pródigos que regresan.
Decidí que en esta occasion vería a Habana Abierta,  a “como diera lugar”, no quería tener la misma frustración que en 2003. Y a ello me dispuse.
Para llegar al lugar y entrar al concierto, era menester convertirse en mago. Desde las cinco de la tarde las puertas de La Tropical estuvieron abiertas para los que quisieran coger los mejores lugares en el salón. Sin embargo, para quienes llegamos después de las siete de la noche (el concierto estaba programado para las nueve), el área de la avenida 41 y calle 42, en Playa, parecía un circo romano.
Las vallas de metal y el cordón policial abarcaban toda la zona del parqueo. Grandes grupos de jóvenes venían caminando, o se bajaban de las guaguas. Cuando comenzó el concierto, había alrededor de mil personas tratando de pasar el primer cerco para llegar a las puertas de La Tropical.
Cuando desde fuera, se oyó el primer acorde de “Sabes que lo bueno no sale barato”, la avalancha de gente tumbó las vallas y la policía usó spray pimienta y empujones para diseminar la enardecida muchedumbre y restablecer el orden. Al escucharse los acordes del segundo tema tocado por la banda, los centenares de personas que aún esperaban en el primer cerco policial embistieron contra los policías y contra todo lo que se les anteponía para llegar a la entrada principal. Un verdadero tsunami humano sacudió el parqueo.
Los que lograron vencer el caos, optaron por buscar soluciones creativas. Unos (vi alrededor de cien jóvenes) saltaron la cerca perimetral que separa al Salón Rosado del Estadio Pedro Marrero, sobornando a los custodios con 2 cuc para que los dejaran saltar. Otros no tuvieron más remedio que acceder al lugar por la entrada vip , donde  les cobraron 5 cuc (unos 6 dólares), una cifra astronómica, que representa más de una semana de sueldo de la mayoría de los cubanos.
Luego de esperar a que se descongestionasen las puertas, yo y mis amigos logramos al fin entrar a la pista de baile, donde ya no  cabía un alfiler. La gente colgaba de las barandas, bailaba, gritaba… La juventud ardía eufórica, en un ambiente de imaginaria libertad. Se olfateaba el futuro, o al menos eso quisimos sentir. Un cartel, ya muy estrujado, rezaba: “Imagínense un mundo sin reggaetton”.
Lamentablemente, dentro, el audio era espantoso, apenas se entendían las canciones.  Por otro lado, la oferta de cerveza y demás bebidas se agotó  rápidamente, en tanto la muchedumbre clamaba por un “divino guion”. Más que un concierto, el espectáculo, lleno de desaciertos, fue un verdadero “happening”, donde el papel del público fue tan importante como el de los músicos. Una catarsis colectiva.
La televisión no reseñó el concierto, solo ofreció un anuncio previo. Granma publicó una nota informativa el dia anterior y una pequeña reseña del show posteriormmente. Fuera de eso, para los medios estatales este multitudinario evento que conmovió a la juventud habanera paso sin pena ni gloria.
No obstante, y a pesar de los muchos desaciertos del espectáculo, en su segundo viaje a La Habana, los chicos de Habana Abierta nos trajeron, de algún modo, un aire de coraje, libertad  y esperanza. Fue como si dijeran a los de su generación, que es la mia: abran los ojos de una vez, despierten; nuestra Patria necesita un nuevo y “divino guion”.

Fuente:

Editor: Teólogo-Informático Roberto RomeroPrensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/

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