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miércoles, 9 de octubre de 2013

Jesús en las aulas universitarias del siglo XXI



En el siglo XXI, las universidades siguen siendo territorio hostil para el Evangelio. El mensaje choca de pleno con los valores que predominan en nuestra sociedad posmoderna. Quizá a los jóvenes de hoy en día les guste escuchar el mensaje de amor y de justicia social del que habla Cristo, pero cuando llega la hora de reconocer el pecado y la idea de que sin Él no podemos hacer nada, las caras cambian.

En estos años, mis experiencias tanto en grupo como por solitario, me han permitido tantear un poco el estado espiritual de los universitarios. Como es de esperar, me he encontrado de todo. Diría que el individualismo es la nota más común y el obstáculo principal con el que nos podemos encontrar. Entre los dados a tener conversaciones espirituales, existe también un alto conocimiento de hechos que no tienen que ver con Jesús, pero que hace a los estudiantes algo más escépticos si cabe. Las teorías conspiranoides tipo 'Código Da Vinci' han calado hondo en algunos de ellos. El escepticismo entorno al personaje de Cristo y a la veracidad de la Biblia es alto.

Pero, sorprendentemente, no es tan fácil encontrar estudiantes que nieguen rotundamente la existencia de Dios. Al revés, para muchos Dios existe, o al menos su idea de Dios. Ese es el gran problema del individualismo, Dios ha dejado de ser para muchos jóvenes un dios todopoderoso por encima de cualquier persona o cosa, para ser un dios supeditado a su conveniencia y comodidad, un dios a la carta. Menos mal que conocemos a nuestro Dios lo suficiente como para saber que no hay nada ni nadie que le pueda subordinar.

Aún así, la aventura ha de continuar y en esta etapa, como en cualquier otra, el mundo tiene sus puntos débiles donde podemos atacar con la espada de la Palabra. Por ejemplo, la mayoría de jóvenes venezolanos en nuestras universidades ya no están tan familiarizados con la tradición católica que se les impuso a las generaciones de nuestros padres y abuelos. Sin embargo, a muchos les sigue sonando eso de que Jesús es hijo de Dios e incluso todavía se consideran cristianos. Por ejemplo, uno de mis compañeros de piso me confesó ser creyente, pero cuando le pregunté por qué lo era y cómo había llegado a serlo, me contestó que lo era porque sus padres lo eran. No es la única vez que me he encontrado con esta respuesta. Es una oportunidad perfecta para que muchos descubran quién es en verdad ese Jesús que aparece crucificado en el rosario de su abuela o de su madre y por el que ellos mismos han sido bautizados y hecho la comunión.

La juventud es una época clave de la vida. Es el tiempo en el que tomamos las decisiones más importantes. Aquí se decide cuál será nuestra profesión, dónde viviremos, quién y quiénes serán nuestros compañeros de viaje, etc. Nuestra vida se define en nuestra juventud más que en ninguna otra etapa. No hace falta decir cuál debería ser la decisión más importante en la vida de las personas. Dar el paso de seguir a Jesús no es una decisión más dentro de las muchas que tomamos. Es la decisión más importante y lo demuestra el hecho de que es capaz de dar un giro de 180 grados a nuestra vida, afectando al resto de decisiones. Muchos de nosotros hemos vivido esto y, ahora, sabemos que todo ha sido para bien. Hemos descubierto el “valle de sombra de muerte” en el que andábamos y ahora nuestra vida está segura en Cristo. Aún no somos capaces de creernos lo bendecidos que somos al conocer a Jesús y por eso mismo nuestro corazón debería unirse al de Él cuando nos relacionamos con nuestros compañeros de clase.


Dios no quiere "llaneros solitarios"

Pero, ojo, no podemos hacerlo solos. Al menos yo no he podido y es que me contagio muy rápido del aire que se respira a mi alrededor. Eso ha hecho que mis épocas más activas en la universidad, espiritualmente hablando, hayan sido cuando me he visto rodeado y respaldado por otros jóvenes comprometidos, y por el contrario, me he relajado bastante cuando esa compañía no ha sido tan evidente. La comunión es esencial.

Pero el estudiante no puede caer en el error de pensar que está cumpliendo con esa parte asistiendo a las reuniones de jóvenes de su iglesia. Necesitamos rodearnos de hermanos y hermanas que estén viviendo situaciones similares a la nuestra o de otra forma pocos podrán sernos de apoyo en nuestras luchas. El líder de nuestro grupo de jóvenes difícilmente nos podrá ser de mejor ayuda o nos entenderá de la misma manera de lo que puedan hacer otros creyentes en la universidad. La comunión entre estudiantes cristianos es esencial. Cuando ves gente con ganas de cambiar las cosas en tu entorno, tú mismo acabas metiéndote en la aventura.

Espero que haya quedado claro cuál es el 'key word' de este artículo: compromiso. Yo ya he abandonado la universidad, pero nunca abandonaré el sueño de ver una universidad inquieta, incluso irritada, por ver que cada vez son más los estudiantes que siguen el Camino, la Verdad y la Vida, que ponen al espíritu y al propósito máximo de la vida por delante de cualquier cosa que el mundo ofrece. Estudiantes que caminan en línea recta hacia Dios porque ha habido un grupo de jóvenes verdaderamente comprometidos que han iluminado con luz verdadera allí por donde han pasado.

La universidad necesita jóvenes comprometidos con el Evangelio, que lo entiendan y lo hagan suyo como si del más preciado tesoro se tratase.


Editor: Teólogo-Informático Roberto Romero Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela. Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/

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