11 DE SEPTIEMBRE DE 2015
Análisis
FUENTES Vox MADRID
Siria es un país relativamente
nuevo: sus fronteras fueron construidas por las potencias europeas en la década
de 1920, mezclando a varios grupos étnicos y religiosos. Desde finales de 1970,
una familia de uno de los grupos más pequeños -los Assad, que son chiíes
alauitas- ha gobernado el país en una dictadura brutal. Bashar al-Assad ha
estado en el poder desde 2000. Este régimen parecía estable, pero cuando las
protestas de la Primavera Árabe se iniciaron en 2011, resultó no serlo tanto.
Los sirios estaban claramente hartos de la corrupción en el país, la brutalidad
y la injusticia. Las protestas comenzaron esa primavera. Muchos de los manifestantes
eran del grupo demográfico más grande del país, las siempre desfavorecidos
árabes sunitas.
El 18 de marzo las fuerzas del
régimen sirio abrieron fuego contra manifestantes pacíficos en la ciudad
meridional de Deraa, matando a tres de ellos. Las protestas crecieron, al igual
que las medidas represivas cada vez más violentas. Las tropas de Assad
dispararon a los manifestantes en masa, secuestrando y torturando a los
activistas, e incluso asesinando niños. Ante esta situación, sirios tomaron las
armas para defenderse.
Desertores del régimen de Assad
se unieron a ellos. A principios de 2012, las protestas se habían convertido en
una guerra civil. Las fuerzas gubernamentales bombardearon indiscriminadamente
a la población civil. Assad se dirigió deliberadamente contra la mayoría
musulmana sunita de Siria, civiles y rebeldes por igual. Su objetivo era
polarizar el conflicto en una línea religiosa, convertiendo lo que comenzó como
un levantamiento social amplio contra un dictador en una guerra sectaria, con
varias minorías religiosas de su lado. Él sabía que esto también atraería a los
extremistas islámicos en el lado rebelde, pero pensaba que el mundo le apoyaría
por el miedo al fundamentalismo islámico si Assad perdía.
Esto hizo que un grupo extremista sunita
conocido como Al-Qaeda en Irak, creciese con fuerza y entrase en la lucha
contra Assad en Siria, extendiéndose más tarde al norte de Irak bajo el nuevo
nombre de ISIS (Daesh). Para 2014, Siria estaba fragmentada entre el gobierno
de Assad, grupos rebeldes, ISIS-Adesh, y las fuerzas kurdas (Los kurdos, una
minoría étnica, han buscado por mucho tiempo la independencia.). Los civiles
siempre sufren en la guerra, pero en el caso de Siria ha sido terrible. Assad
les masacra sin piedad, incluso con bombas de cañón y armas químicas.
Daesh-ISIS y otros grupos, cuando
se apoderan de las ciudades, usan prácticas brutales y violentas de todos
conocidas. La lucha ha hecho desparecer barrios y pueblos enteros. La mayoría
de 4 millones de refugiados de Siria han terminado en campamentos superpoblados
y con financiación insuficiente en los países vecinos. Pero con pocas
esperanzas de regresar a casa, muchos están buscando una nueva vida en Europa,
aunque el viaje es caro, incierto, y a menudo fatal. Que arriesguen tanto habla
de los horrores de los que están huyendo, y sus esperanzas, aunque débiles, de
encontrar un futuro para sus hijos.
a través de: http://protestantedigital.com/sociedad/37282/Crisis_de_refugiados_cinco_preguntas_claves
Editor: Teólogo-Ingeniero Informatico: Roberto Romero
Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.
Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/
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