A principios del año 2000, me
conmovió escuchar al anciano Dr. David Wells, graduado de la Universidad de
Manchester y profesor distinguido del Gordon Conwell Seminary de Boston,
relatar los hallazgos de su investigación para la revista Leadership Journal.
Con su equipo de candidatos doctorales había, por muchos años, analizado
minuciosamente el contenido de los libros cristianos más populares acerca del
liderazgo, para concluir que las consideraciones vertidas en muchos de estos
eran mayormente del mundo de las finanzas, la psicología y la administración,
en vez de ser premisas basadas en la Palabra de Dios y el modelo de Jesús.
Quizá al escuchar aquellas conferencias fue que comenzó a germinar este libro
en mi mente y corazón. Sin dudas podemos aprender del campo de la psicología,
la sociología, los negocios, las leyes y la filosofía. Sin embargo, al mirar
con agudeza a Jesús, podemos notar con precisión que las principales verdades
halladas en estas ciencias ya estaban presentes en su liderazgo.
El liderazgo situacional, por
ejemplo, un concepto exitosamente propuesto hacia el mundo de las ciencias
sociales por Hersey y Blanchard en su influyente libro Administración del
comportamiento organizacional, encuentra su nicho perfecto en el liderazgo
desarrollado por Jesús con personas de diferente nivel de madurez y
cosmovisión. ¿Cuál es la razón? Jesús
fue un líder excepcional porque, más allá de la ejecución de técnicas de
liderazgo, su comportamiento e influencia emanaban de su carácter. El
ingrediente atemporal y multicircunstancial. No hay factor más influente en la
vida y los resultados de un líder que su carácter. En recientes años hemos sido
eclipsados por técnicas, teorías y experiencias convertidas en doctrinas que
han oscurecido nuestra visión completa acerca de quién debe establecer el ideal
del liderazgo cristiano. El carácter de un gran líder es ese ingrediente
atemporal y multicircunstancial que le destaca del resto. El carácter está
fundamentado en los hábitos internos de la voluntad, y otra vez el libro de los
libros nos arroja una descripción contundente de cuáles son las características
que hacen al carácter de Cristo. En Gálatas 5:22-23, Pablo nos dice:
El fruto del Espíritu es amor,
alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio
propio.
El Espíritu Santo no tiene la
tarea de exaltar nuestras emociones y hacernos disfrutar grandes momentos en
medio del culto sino de provocarnos a parecernos a Jesús (ver Juan 16:13-14).
Cuando somos cautivados por la acción del Espíritu Santo, el carácter de Jesús
se va convirtiendo en nuestro carácter. Comenzamos a ser invadidos, absorbidos
y nutridos por la divina persona. Comenzamos a liderar como él.
Las características mencionadas
por Pablo dibujan un ilustrativo mapa hacia el carácter de un gran líder. Tales
virtudes son imparables. No hay ley contra estas. Seducen al más rebelde y
despiertan la admiración del enemigo más feroz.
Jesús el modelo.
Jesús debe ser el estándar, el
molde, el modelo, la maqueta y el plano de la clase de líderes que debemos
anhelar ser y son necesarios y urgentes en Iberoamérica.
Soren Kierkegaard escribió:
"Ser auténticamente
redimidos por Cristo nos provoca a autoimponernos ser imitadores de él. Como
hombre, Jesús es nuestro modelo porque como Dios es nuestro redentor. El valor
de nuestro cristianismo puede ser evaluado en función proporcional a nuestra
imitación de Cristo".
El Maestro nazareno ha estado
presente en el proyecto de convivencia humana desde que nació en tierras
palestinas, aunque sus comienzos y su paso por la tierra no fueron un lecho de
rosas.
Aun siendo un pequeño bebé
quisieron matarlo.
Sus amigos más cercanos lo
traicionaron.
El pueblo le dio la espalda.
Sus seguidores iniciales fueron
martirizados.
Sin embargo, después de veinte
siglos de historia humana, seguimos hablando de él. Jesús hace evidente que no
son los resultados aparentes, momentáneos y superficiales los que definen
nuestro legado.
No es el índice de popularidad,
el aplauso de las multitudes, la publicidad o celebridad de un momento cautivo
lo que determina nuestros resultados; es la secuela de nuestro carácter, la
fragancia de nuestros principios, la influencia en la vida de otros y la
creación de nuevas realidades lo que exagera el impacto de un líder.
(Adaptado del libro “El mejor
Líder de la historia”. Lucas Leys, Editorial Vida, 2012.)
Dr. Lucas Leys
LiderVisión. Octubre, 2014.
Editor: Teólogo-Ingeniero Informatico: Roberto Romero
Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.
Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/
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