Envejecer físicamente es un
proceso natural e inevitable que toma
lugar en los individuos y como una ley
irreversible, el cuerpo humano va envejeciendo a medida que pasa el tiempo. En
otras palabras no hay absolutamente nada que podamos hacer para retrasar el
proceso y mucho menos para evitarlo. Sin embargo, en lo espiritual sucede algo
llamativo, porque de acuerdo al rey David, el alma también podía envejecer,
pero a diferencia del cuerpo humano, ésta puede ser rejuvenecida y renovada. Al
punto de compararla con el águila, que luego de una etapa de transformación, es
renovada para seguir viviendo a plenitud.
“Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser
su santo nombre.
El es quien perdona todas tus iniquidades, El que
sana todas tus dolencias;
El que sacia de bien tu boca, De modo que te
rejuvenezcas como el águila” (Salmos 103)
En Dios está el poder para renovar y rejuvenecer
nuestra alma, pero primero debemos ser prontos en reconocer que necesitamos
ayuda. Tenemos que humillarnos y venir delante de Dios para que el trate con
nosotros. Debemos volver a su presencia,
buscarlo en oración y poner nuestras manos al arado para no mirar atrás. Al
final, el Señor nos renovará para levantar vuelo y remontarnos como el águila.
Editor: Teólogo-Informático Roberto Romero
Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.
Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/
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