Por Jesús Adrián Romero
Nuestra fe tiene su origen en la
historia de Abraham, Isaac y Jacob, en la vida y muerte de Jesús, los
apóstoles, los padres de la iglesia, en monjes y líderes que a través de los
siglos edificaron sobre los cimientos de esta fe antigua.
Como el hijo pródigo, hemos
disfrutado la herencia espiritual que nuestros antepasados nos dejaron, pero
estamos a punto de agotarla. Hemos menospreciado ese legado y lo hemos
remplazado por una fe moderna y sin raíces, un credo sin conexión con el
pasado.
Si la herencia se acaba, corremos
el peligro de quedar a la deriva, y por eso también necesitamos regresar a
casa, a las raíces de nuestra fe, y recobrar el pasado.
El conectar nuestra fe con el
pasado nos llevará a sentir la historia, y entender el peso y significado de la
iglesia a través de los siglos. Tener este tipo de conexión con el pasado no
significa que te harás anticuado. Conozco ancianos que son relevantes y
modernos, y no importa qué lleven puesto, sabes que son ancianos. Como iglesia
siempre estaremos buscando aplicaciones dinámicas y actuales para nuestra fe,
pero al mantener nuestra conexión con el pasado, la esencia de nuestra fe
continuará sin cambiar. Aunque la expresión de nuestra fe cambie, su esencia no
cambiará.
En un sentido, la fe moderna es
como la internet, etérea, espacial e invisible. Hay toda una generación que no
conoce las cartas escritas a mano, los libros que se pueden palpar y oler. Toda
la información está en el espacio, y a veces me pregunto qué pasaría con toda
esa información si llegáramos a perder la comunicación con ese mundo etéreo que
es la internet. Nos quedaríamos a la deriva, perdidos, sin algo de qué
agarrarnos.
Es importante que nuestra fe se
siga conectando al simbolismo, pero somos una generación de creyentes que ha
acribillado el simbolismo. Al paso que vamos, las próximas generaciones de
creyentes no conocerán la cruz, porque muchos la han rechazado como símbolo,
nos deshicimos del agua de la bañera con el bebé adentro.
…..
En medio de esta vida moderna de
la internet y las redes sociales, las luces de conciertos y los edificios que
se construyeron el día de ayer, los jóvenes necesitan tradiciones y símbolos,
la cruz, las velas, un chal de oración, los vitrales que cuentan historias de
la redención y las oraciones litúrgicas que nos permitan anclar nuestra fe en
la Biblia y en Dios y por eso hace unos años decidimos incluir estos elementos
en reuniones de jóvenes de Vástago Epicentro. Construimos altares que tenían
cruces, velas y vitrales que contaban la historia de la redención. Teníamos
incienso y mesa de comunión. Después de las reuniones en las que nos sentábamos
sobre cojines, y en las que incluimos algunas canciones que nos conectaban con
el pasado, hicimos encuestas donde preguntábamos a los jóvenes acerca de sus
experiencias en este tipo de reuniones. El noventa y nueve por ciento de ellos
afirmaban que era la experiencia más espiritual que habían tenido.
¡Cuánto le hace falta el
simbolismo y la tradición a nuestra fe!
Tomado del libro BESANDO MIS
RODILLAS por Jesús Adrian Romero. Publicado por Editorial Vida – 2014 Miami,
Florida
http://lidervision.com/portal/por-tema/espiritualidad/una-fe-cristiana-moderna-es-un-oximoron/?utm_source=hccp&utm_medium=email&utm_campaign=ES-LI%20-%20Main%20Newsletter%20(2014-04-23)%20(1)&utm_content=
Editor: Teólogo-Ingeniero Informatico: Roberto Romero
Prensa Digital Notic Voz el Cajigalense; Yaguaraparo, Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.
Dirección Internet: http://robertoromeropereira.blogspot.com/
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